lunes, 15 de enero de 2018

MIS RECUERDOS DE LA VILLA DE ALCAÑICES

Mi primer recuerdo concreto, data del 28 de Febrero de 1937


En la mañana de ese día, en la Plaza del Negrillo de Tolilla, llamada El Rincón; en horas tempranas, al salir el rebaño de ovejas del tío Pablo Casas, al cuidado de la hija Paula Casas, me mordió en el muslo izquierdo una perra tipo ovejero alemán, con tanta vehemencia, que de no ser por un pariente que me acompañaba Santiago RATÓN CASAS, que la sacó pinchándola con una tornadera de cinco o seis puntas de acero, me hubiera destrozado la pierna.

Se produjo un gran alboroto, mi abuelo Simón mató la perra con un machete de los usados en cuba para cortar la caña de azúcar; le cortó la cabeza, con la intención de llevarla a Zamora para analizar, cosa que no ocurrió, pues el médico de Alcañices don Dacio España (creo que así se llamaba), le dijo a mi padre que la cabeza de la perra no servía, dado que la observación había que hacerla con el animal vivo para ver su comportamiento en lugar visible y cerrado.
 
Llegamos mi padre Pablo y yo a la tarde del 28 de Febrero del 37, y no hospedamos esa noche en la casa de la llamada La Pulpera (creo que el nombre era María), harto conocida, porque concurría a las ferias de la Comarca, ofreciendo suculentos platos de pulpo, al que los pagaba, listos para comer.

 Es claro que esas épocas, al no existir la conservación por congelado (cadena de frío), el método de conservación desde antiguo, era la desecación por la sal, que evitaba la proliferación de bacterias que atacaran a la gran cantidad de proteínas, de alta calidad, que tiene ese molusco.

Para restaurar la viabilidad alimentaría, el sistema era hidratarlo de nuevo ( tan antiguo como la salazón), para recuperar los nutrientes proteicos con todas sus propiedades y sabores.

A la mañana siguiente, viajamos a Zamora en el coche de línea de Zamora-Alcañices y viceversa, que salía temprano y llegaba a eso de las 10:30-11:00 a Zamora.; donde a partir del 02-03-1937 hasta el 22-03-1937, durante 21 días me aplicaron el tratamiento antirrábico en el Instituto de Higiene, por medio de su Director Dr. Alfonso Marín Miguel. La perra que me mordió, efectivamente estaba rabiosa, pues aparecieron rabiosas varias ovejas del rebaño que cuidaba, alrededor de los 40 días posteriores, que es el plazo estándar en que se manifiesta la enfermedad.

De manera que mis primeras impresiones de Alcañices, fueron pocas y, en momentos poco felices.

 VISITAS POSTERIORES:

Varias veces en compañía de mi madre Balbina ( por lo menos dos veces por año) íbamos a Alcañices, que dista de Tolilla, vía Mellanes, unos 13 kilómetros, por camino de rodera, entre jarales y matorrales de robles. La entrada podía ser doble: por el Cementerio, que estaba a la vera de la carretera de Zamora-Braganza, por la que había que hacer un trecho ( en la época poco peligroso, por un tránsito muy reducido), o por el Pinar, que confluía con la carretera nombrada casi a la altura donde don Darío tenía el molino harinero, metros antes del Convento ( Iglesia del), por donde pasaba la carretera referida, que del convento a la Plaza Mayor, era la Avda. principal de Alcañices, zona de residencia señorial de la Villa, alternada con los comercios principales. Por esta entrada del Pinar, recuerdo que a la derecha, había un pozo con una bomba manual, y una pila para el agua.

Por ahí vivían los Calvo, los Corcovado, los España, el llamado Perero y su negocio diversificado, el abogado don José María Gabriel Peñalosa .En la Plaza estaban las 2 Boticas (Farmacias): La de don Pepe Calvo, al principio con entrada por la calle que va a dar al Palacio del Marqués (administrado por don Paco Calvo), pasando por la otra Iglesia; luego situada con frente a la Plaza. La otra, en la punta opuesta, de la que era farmacéutico un apellidado España, que si mal no recuerdo creo se suicidó .Del lado de enfrente de las farmacias, había un comercio tipo droguería, que lo atendía el dueño y su hija, bastante bonita, cuyo nombre no recuerdo. A la derecha de este comercio, en la esquina mirando de frente, una tienda de trajes y otros elementos de confección, donde compré una vez un traje para mi.

Mi madre era productora- proveedora, con clientela de la Villa casi cautiva por voluntad, de dos elementos por ella seleccionados, sin competencia:

a).Plantas de pimientos morrones, sacados de la almáciga para plantar en las huertas. Ídem de tomates
b).Pimientos morrones como frutos, a partir de Julio de cada año hasta Octubre, verdes y rojos.

Mi hermano Paco y yo, teníamos también clientes seleccionados para los incomparables cangrejos pescados por nosotros en las riberas del Río Mena, a su paso en parte de Mellanes y toda la de Tolilla. El mejor cliente, en cantidades, frecuencia y precio, era el abogado don José María Gabriel Peñalosa, de origen salmantino y, creo casado con una Calvo.

En todos estos viajes, recuerdo bien dos cosas:

1).Que los llamados señoritos, dormían por lo menos hasta las 10 de la mañana, por tanto no se los podía molestar. Había que esperarlos.
2).A partir de las orillas del Convento, era impresionante el zumbido de los cables eléctricos aéreos que pasaban por encima de esa carretera-avenida, por lo menos hasta llegar a la plaza.

Sin duda se producía un campo magnético , nada deseable para la salud de los que recibían los efectos del mismo; efectos descubiertos y corregidos con posterioridad, que supongo habrán aplicado también en Alcañices a su tiempo.

Visité Alcañices, después de mi venida a la Argentina en 1951: Febrero de 1974, Julio de 1983 y Febrero de 2004. Sin duda tiene su tradición histórica, pero no ha evolucionado al compás de la España Moderna, lo que es natural, habida cuenta que la clientela comercial de la Comarca, otrora cautiva, en estos tiempos no existe. Además el éxodo de la población Comarcal hacia otras latitudes debe ser muy importante, aunque los genes aún en forma temporal, vuelven a sus raíces.

Saludos cordiales.


Simón Katón. 

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