Prólogo
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¿Qué es la Semana Santa de la Villa de Alcañices?: «UN PURO CÁNTICO». Creo que sería la definición más exacta que podríamos encontrar para dar contestación a tal pregunta. Sí; y acertaríamos porque en esta localidad cada acto conmemorativo de la Pasión de Cristo y cada desfile procesional se identifican con un cántico concreto, con estrofas y versos que brotan fervorosos y entusiastas desde lo más hondo de los corazones de sus habitantes. Alcañices siente la Semana Grande, la vive y lo manifiesta cantando.
Motivado por esta afición común, me he decidido a realizar el presente trabajo, con el que pretendo lograr dos fines: el recopilar en una sola edición los cánticos semana santeros, populares y típicos de Alcañices y otros, también interpretados en diversos pueblos de la comarca, como «El Miserere», en Bercianos de Aliste, etc.; y por otra parte, intento cortar esa cadena de copias manuscritas, mecanografiadas y trasmitidas con los correspondientes e inevitables errores, con modificaciones infundadas que, a la hora de cantar rompen la unión de voces y la armonía de obras tan bellas.
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Aprovecho la ocasión para animar desde estas líneas a los hijos de la Villa de Alcañices, presentes y ausentes, a que cada uno aporte su granito de arena a fin de intentar desempolvar la Semana Santa de nuestros antepasados, poniendo en marcha las Cofradías que en su día funcionaron, encendiendo esos faroles que duermen arrinconados en los desvanes, portando las varas de la VERA CRUZ y revistiéndose nuevamente con las túnicas moradas para que la polilla no acabe con ellas y la tradición. Estos logros y nuestros cánticos corroborarán la auténtica Semana Santa de Alcañices.
ESTEBAN FERRElRA
Boceto Histórico
Poco se ha investigado y escrito sobre la Semana Santa de Alcañices. Consta que, al igual que en la
mayoría de los pueblos alistanos de gentes con profundas raíces religiosas, existieron varias cofradías socio-religiosas con diversos aspectos y cometidos.
mayoría de los pueblos alistanos de gentes con profundas raíces religiosas, existieron varias cofradías socio-religiosas con diversos aspectos y cometidos.
Fray Diego José de Cádiz (1743-1801) recorrió la Comarca Alistana inculcando prácticas religiosas y escribió para los alistanos el bello cántico del «Miserere» que a través de varias generaciones ha llegado hasta nuestros días, cantándose durante la Semana Santa.
La Tercera Orden, comunidad o cofradía, desarrolló su actividad desde varias décadas anteriores a 1850. Dirigida por padres franciscanos, contaba con el siguiente organigrama: Hermano Ministro, el Abad y los Hermanos. Entre otros, organizaba los actos de la Semana de Pasión y precedentes: Cruces, Tinieblas de Cuaresma, Procesiones y Oficios, entonándose el Miserere y el Stabat Mater en el transcurso de los mismos. Ya entonces se realizaba la procesión del Vía Crucis el día de Viernes Santo:
recorrían el Calvario, y en la iglesia del Convento representaban un breve simulacro de la Pasión de Cristo. |
La cofradía de la Vera Cruz toma forma en el año 1920, estableciéndose con estatutos propios y uniformada con hábito morado, cíngulo amarillo y guante blanco el Jueves Santo; el mismo hábito, cíngulo y guante negro, el Viernes Santo. De 1920 a 1925, incorporan un nuevo paso a las procesiones: Cristo Yacente, imagen de brazos articulados, donada por D. Manuel Calvo Casado y usada en el majestuoso acto del Descendimiento; su hermano, D. Antonio Calvo Casado, subvencionó la urna y la confeccionó D. Félix Martín, «El Serrador».
En el año 1950 la cofradía cuenta con tres pasos más, donados por Dª. Catalina Manzano: la Verónica, la Magdalena y el Nazareno, que vino a sustituir al popular «Nazareno de Acacio».
Por los años sesenta comienza a decaer la cofradía de la Vera Cruz: los hábitos desaparecían al usarse de mortaja de los cofrades, otros se deterioraron y los restantes terminaron en los baúles, donde aún reposan; arrinconaron las varas, símbolos de la cofradía, y los faroles que lucían durante las procesiones del Silencio y de la Dolorosa, se apagaron.
Sí, la cofradía ha llegado hasta nuestros días, pero sin estructura y normas que la rijan; no obstante, el fervor y entusiasmo que cada hijo de la Villa siente por su Semana Santa, por el Miserere y el Stabat Mater, hacen que cada año vuelvan a vibrar las calles con ecos de cánticos sinceros.
NOTA: Al hablar de la cofradía de la «Vera Cruz», me refiero a la que actualmente subsiste: creada en el año 1920, uniformada y centrada sólo y exclusivamente en los actos procesionales de la Se- mana Santa.
Anteriormente a 1515 existió una cofradía, denominada de la «Santa Vera Cruz», de la que trataré en otra ocasión, perdiéndose el rastro de la misma a mediados del siglo XIX.
De tal cofradía da fe el manuscrito de 1555 firmado por el Licenciado Alegría, párroco de la Villa de Alcañices, y que transcribe íntegra la Bula que se concedió a los cofrades el veinte de octubre de 1515: «Este es Vn traTado bien y fielmente Sacado De vna bulla que tienen los confrades De la Santa Vera Cruz desta Villa de Alcanizas...»; «Datis Rome in domibus nostris ano a nativitate Domini milesimo quingentesimo quinto decimo, die vero vigesima mensis octobris Pontificatus Santissimi in patris el domini nostri P. Leonis Divina providentia Pape decimi ano tertio...».
De tal cofradía da fe el manuscrito de 1555 firmado por el Licenciado Alegría, párroco de la Villa de Alcañices, y que transcribe íntegra la Bula que se concedió a los cofrades el veinte de octubre de 1515: «Este es Vn traTado bien y fielmente Sacado De vna bulla que tienen los confrades De la Santa Vera Cruz desta Villa de Alcanizas...»; «Datis Rome in domibus nostris ano a nativitate Domini milesimo quingentesimo quinto decimo, die vero vigesima mensis octobris Pontificatus Santissimi in patris el domini nostri P. Leonis Divina providentia Pape decimi ano tertio...».
ACTOS PROCESIONALES
DOMINGO DE RAMOS
A las doce de la mañana, celebración de la Santa Misa en la iglesia del Convento; finalizada la misma, se procede a la procesión de las Palmas por los lugares acostumbrados.
MIÉRCOLES SANTO
A las nueve de la noche tiene lugar la Procesión del Silencio: los, cofrades prestan el juramento de rigor y parten de la Parroquia hacia el Convento, donde se recoge después de recorrer varias calles de la Villa. La Imagen antiquísima del Cristo Crucificado (estilo románico del siglo XIV), preside la comitiva, envuelta en imponente silencio.
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JUEVES SANTO
A las cuatro de la tarde y en la iglesia del Convento, se celebra la Eucaristía con Reserva del Santísimo. Concluidos estos actos, comienza la procesión en la que, por primera vez, se entona el «Miserere». Participan los siguientes pasos: Cruz de madera con sudario; la Verónica y la Magdalena; el Nazareno, Cristo Crucificado y la Dolorosa.
VIERNES SANTO
Al amanecer, sobre las seis de la mañana, tiene lugar el Vía Crucis, rezándose la primera estación a la entrada del Convento y continuando hacia el Monte Calvario, donde finaliza el rezo. Se regresa al pueblo cantando estrofas de penitencia.
Salen los mismos pasos del día anterior, excepto Cristo Crucificado.
Salen los mismos pasos del día anterior, excepto Cristo Crucificado.
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A las cuatro de la tarde, procesión del Santo Entierro con el mismo itinerario que la anterior.
Llegada la comitiva al Monte Calvario, tiene lugar el impresionante Descendimiento: desclavan a Cristo, lo presentan a su Madre y lo introducen en la urna. Los mismos pasos de la mañana y Cristo Yacente; durante el recorrido, se canta el «Miserere».
De noche, sobre las nueve, y de la iglesia parroquial, sale la procesión de la Dolorosa. Durante la misma se entona el Stabat Mater. Un único paso: Nuestra Madre de los Dolores.
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DOMINGO DE PASCUA
Al mediodía, procesión del Encuentro: salen los hombres de la iglesia conventual con Cristo Resucitado y las mujeres con su Madre, de la Parroquia. El encuentro se efectúa en la Plaza Mayor, regresando al Convento donde se celebra la Eucaristía.
NOTA: Los horarios indicados son meramente orientativos.
Semana Santa de Alcañices vista por nuestros mayores
4COFRADÍAS
«LA TERCERA ORDEN», como nos consta, regentó durante largos años los actos de la Semana Santa de Alcañices: comunidad de hermanos u organización socio-religiosa, inspirada en la Orden de San Francisco, lo que hace suponer que el origen de la misma date de la época en la que los padres franciscanos fundaron el Convento de la Villa.
Contaba con el Hermano Ministro, el Abad, Secretario, Tesorero y Hermanos. Accedían a la misma una vez aprobada la solicitud de ingreso, verbal o escrita, y pagada la cuota anual de cuatro reales.
Las actividades propias de la congregación, entre otras, eran las siguientes: la organización de la Liturgia en la Cuaresma y Semana de Pasión; fallecido un cofrade, los hermanos, en grupos de cuatro y por riguroso orden de edad, estaban obligados a descubrir la fosa, velar el féretro y transportarlo al Campo Santo; si un miembro caía enfermo, el Hno. Ministro nombraba a dos para que lo visitaran. Con los fondos recaudados por cuotas, donativos y limosnas, hacían frente alas necesidades de los más pobres: medicinas, pan, leche, gastos de entierro, ataúd, etc.
Una vez al mes, previa convocatoria, se reunían en la iglesia y después de tratar los asuntos pertinentes, celebraban la Eucaristía, cantando al final de la misma: «Honor y bendición al Padre amante; / Honor y bendición al Serafín. / A San Francisco seguid...».
La cofradía carecía de hábito: los hermanos vestían ropas de labor o festivas, entre las que se encontraban las populares capas alistanas («anguarinas» o «capas chivas») que hoy día encarnan el tipismo de la comarca alistana.
La Tercera Orden perduró hasta los años treinta, siendo absorbida, en parte, por la joven cofradía de la Vera Cruz.
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LA COFRADÍA DE LA VERA CRUZ, fundada en el año 1920, vino a dar más esplendor y realce a la Semana Santa de la Villa. Con estructura similar a la de la Tercera Orden, centró su cometido en el terreno estrictamente religioso y, dentro de éste, en el de la Semana Santa. Uniformados con hábito morado, cíngulo y guantes, cuyos colores variaban: amarillos y blancos el día de Jueves Santo; negros el Viernes Santo. Como símbolo portaban la vara negra de un palmo mayor que el cofrade, coronada con cruz metálica y sudario.
A esta cofradía debemos la reposición de pasos e imágenes que desfilaron antes de su creación y que perecieron, pasto de las llamas que asolaron la iglesia del Convento el 17 de agosto de 1917. Reorganizaron las procesiones y lograron que el Descendimiento, después de siete u ocho años, volviera a conmover los corazones alcañizanos.
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Como la mayoría de las cosas, también tenía su lado negro o negativo: limitó la participación de los varones en edad de ser cofrades, disminuyendo en número, debido, en parte, a que no podían costear la adquisición del hábito preceptivo, cuyo valor ascendía a veinticinco duros.
La Vera Cruz ha subsistido durante sesenta y siete años con altibajos más o menos importantes; momentos de gran apogeo y de decaimiento total motivados, en la mayoría de los casos, por la influencia de los distintos párrocos que han desfilado por esta localidad.
EJERCICIOS
Próxima la efemérides de la Pasión, las últimas semanas de Cuaresma y en días alternos, tenía lugar en la iglesia conventual la práctica, hoy desaparecida, de los «Ejercicios», organizados por la Tercera Orden.
El Ministro congregaba a los hermanos. A lo largo de la iglesia, formando un pasillo central, disponían varios bancos donde se colocaban los cofrades. A la entrada, en el cancel, el sacerdote dirigía la ceremonia asistido por el mencionado Ministro, el Abad, el sacristán y los cantores, acomodados en respectivas sillas tras la mesa, en cuyo centro se alzaba la diminuta cruz con Cristo Crucificado. A varios pasos de distancia, sentado en un taburete, el hermano de turno mantenía un palo o caña entre los brazos a modo de «Ecce Homo». Le seguía otro apoyado a la columna de madera: símbolo de «Cristo atado a la columna»; más adelante, un tercero arrodillado y los brazos en cruz en señal de penitencia. En el altar mayor, al final del pasillo, una cruz de madera presidiendo el acto y a ella asido, un cofrade: alegoría de la Crucifixión; a los pies, en el suelo, la tétrica calavera: la muerte.
Sacerdote y coro entonaban salmos penitenciales en latín. Entre salmo y salmo dos cofrades tocados con corona de espinas, soga al cuello y cruz a cuestas recorrían los pasillos laterales, regresando al altar mayor por el centro.
Terminada la celebración de los «Ejercicios» mostraban a cada miembro de la cofradía el Crucifijo y la calavera, diciendo: «Este es el Señor que te ha de juzgar»; «Considera, hermano, que hemos de morir».
DOMINGO DE RAMOS
Tras la bendición de los ramos, comenzaba la Misa Solemne presidida por el Alcalde y autoridades locales y a continuación de la misma, la procesión, que en doble fila recorría los lugares acostumbrados.
Los ramos que portaban los fieles eran de laurel, olivo de la desaparecida viña de «Marciano» y madroño de los montes de Cabañas y Villarino. Los más devotos guardaban éstos, usándolos con gran fervor en circunstancias especiales: quemaban las hojas para que el humo ahuyentase las tormentas; construían hisopos con los que, impregnados en el agua bendita del Sábado Santo, exorcizaban las casas, establos, etc. El resto de tales ramas servían para la hoguera de la Vigilia Pascual y para el Miércoles de Ceniza. Aún se continúa, en parte, con tales tradiciones y creencias.
MIÉRCOLES SANTO
«El que a Tinieblas va, bien demás está»: frase popularizada y motivada por la escasez de asistentes al acto denominado «TINIEBLAS», que al oscurecer del Miércoles Santo se desarrollaba en la iglesia parroquial bajo la dirección de la Tercera Orden.
Actualmente no se practica.
Actualmente no se practica.
El sacerdote, miembros de la congregación y cantores interpretaban en latín salmos penitenciales. Entre los diversos cantos producían breves pausas y, a la voz de «apaga otra vela», el sacristán iba apagando, poco a poco, las que estaban colocadas en el «tenebrario» (aparejo de madera a modo de árbol de copa triangular, en cuyos lados disponían velas de cuarterón, siendo mayor la del vértice, de una o dos libras, conocida como la «Vela María»).
La Vela María (Jesús Crucificado), era la última en extinguirse y con ella todas las luces de la iglesia, quedando envuelta en profundas tinieblas. En este instante, los mozos, portadores de matracas, carracas y sonajeros metálicos, ponían en marcha tales artilugios provocando estruendos ensordecedores, escenificación de la muerte de Cristo: «...la tierra tembló y se hendieron las rocas; se abrieron los monumentos...» (Mt. 27, 52).
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Los más fervorosos codiciaban el poseer la Vela María por atribuírsele varios poderes: alejaba las tormentas; en los partos de los animales, la encendían para que al caer la cera sobre la parturienta tuviera asegurada la leche y él cariño de las crías; etc.
PROCESIÓN DEL SILENCIO: el mismo día, a las nueve de la noche, parte de la Parroquia después de jurar los cofrades guardar absoluto silencio que la caracteriza.
Rodeado de antorchas y faroles, camina Cristo Crucificado hacia la iglesia del Convento, recorriendo las principales calles. Ya en el templo, el predicador exhorta a los presentes a que vivan con verdadero sentido y fe la Pasión del Salvador.
Procesión antiquísima que ha variado muy poco a lo largo de la historia: la cofradía de la Vera Cruz, mediante aportaciones de los devotos del Cristo, adquirió la mesa que desfila en la actualidad, elaborada por D. Félix Martín, «El Serrador»; anteriormente, transportaban la imagen en andas. El predicador, contratado por los hermanos, se encargaba de los sermones a realizar durante la Semana Santa.
JUEVES SANTO
Considerado día de labor hasta las doce de la mañana: los agricultores «enyugaban» las vacas para arar o acarrear leña y camas para los ganados; los industriales aperturaban los negocios, etc.
El repiquete de campanas reunía, a las cuatro de la tarde, a los cofrades: hermanos de la Tercera Orden; posteriormente, de la Vera Cruz, revestidos con hábito morado. Misa de alto copete: presidencia de Alcalde y Juez con bastones de mando, Corporación en pleno, Capitán de la Guardia Civil y demás autoridades.