lunes, 15 de noviembre de 2021

Presentación de Celedonio Pérez Sánchez como pregonero de la VIII Edición de la Exaltación de la Capa Parda Alistana

 


    D. CELEDONIO PÉREZ SÁNCHEZ es natural de Sanzoles del Vino. Un pequeño pueblo, que está ubicado apenas a 17 km de Zamora capital.

   Hijo de labradores, casado y padre de 2 hijos. Cursó sus estudios de periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, y tras una brillante carrera profesional, llegó a ser redactor jefe del diario La Opinión, el Correo de Zamora y presidente de la Asociación de la Prensa de Zamora.

   Un amigo suyo me lo definió como-- el MIGUEL DELIBES zamorano—y podríamos decir que dicha definición es un retrato de sus aficiones. 

    Veamos: además de ser un excelente periodista,  es un enamorado del mundo rural sobre el que tiene muchas y diversas publicaciones como el  libro titulado “El campo de Castilla y León de ayer a hoy”.

   Gran amante de los animales, quizás no tanto ellos de él, pues parece ser que cuando llega la época de caza, los dos perros que lleva consigo se vuelven extenuados al pueblo a media mañana, mientras él sigue con su cacería como si tal cosa.

   En 2011 recibió el premio nacional galgos, por su defensa de la caza de liebre con galgos.

   Defensor del control del lobo, especie que tantos disgustos causa a los pastores y ganaderos en esta tierra.

   Un ferviente apasionado de las tradiciones rurales,  especialmente del ZANGARRÓN de  Sanzoles y, no es que lo haya representado una vez como sería la ilusión de cualquiera de su pueblo, sino que ha repetido como protagonista, llevando sobre sus hombros el disfraz de zangarrón.  Fiesta de interés turístico regional sobre la que está estudiando y sobre la cual esperemos que publique sus investigaciones. Por tanto es un gran propulsor y defensor de las mascaradas de invierno de la provincia de Zamora. 

   Ha ejercido de moderador en tertulias y debates sobre el mundo rural, agrícola y podemos considerarlo como un agricultor tradicional que cava las cepas de sus vides a mano, a la antigua usanza, empleando su azada.

   En abril de 2019 pregonó de manera magistral la Pasión de Bercianos de Aliste. Pueblo cercano en cuyos impresionantes desfiles, desde siempre se porta como signo de religiosidad y devoción la prenda que hoy venimos a exaltar, la capa alistana.

   Lástima que no haya nadie perfecto, y este es también el caso del pregonero. Me he enterado, que cuando nació su hijo Rodrigo, un querido familiar suyo le quiso regalar al niño la equipación del Real Madrid, y Él al verla, no pudo sino que decir  “ si vienes con eso no entras en la casa”.

   Bromas aparte, recibamos con un fuerte aplauso al pregonero  de este año D. Celedonio Pérez Sánchez.

 

 

 Alcañices a 14 de Noviembre de 2021.

Pregón de la VIII Edición de la "Exaltación de la Capa Parda Alistana"

 


PREGÓN DE EXALTACIÓN DE LA CAPA ALISTANA

 

Alcañices, domingo 14 de noviembre de 2021, segundo año de pandemia

Celedonio Pérez Sánchez

 


 

   Con la venia… Buen y especial día para todos, para autoridades civiles y eclesiásticas, para alistanos, alistanas y acompañantes que llenáis este recinto sagrado con el afán de exaltar la capa alistana y reforzar ese espíritu de singularidad que viste de los pies a la cabeza a esta comarca, que ha logrado extender su aura a toda la provincia y que, sin quererlo, ha sustanciado en cuna de la zamoranía, como ya aireó en su día Francisco Rodríguez Pascual, por cierto, albarino y alistano de pro.

   Porque eso es Aliste, el corazón de Zamora, quien ha conformado la manera de ser de esta geografía de pistola. Si alguien, irresponsable, se atrevió alguna vez a hablar mal de esta tierra, a ningunear sus campos, a desfigurar a los carracucos, que calle para siempre; enterremos su mensaje en un erial y plantemos un aliso para que colonice los malos pensamientos. La condición alistana está en el origen del ser zamorano y que nadie lo dude, que nadie lo dude, repito.

   Zamoranos de aquí y de allá, de las tierras de campos, pan y vino, de la seminal vega de Toro, de los bermellones valles benaventanos, de la verde Sanabria, de la pedernal Sayago y la tinta Guareña, todos somos alistanos porque vosotros nos habéis hecho profundos y reflexivos, un poco victimistas, eso sí, pero siempre agarrados a la realidad de un clima afilado que pone a cada cual en su sitio, que aquí los campanarios solo sirven de altavoz para que se oigan más recias las campanas.

   Para mí, el día de hoy, tiene una significación muy especial y ahí quedará, agarrado a mi condición más íntima, pintado en rojo en mi calendario vital. Estar aquí en este púlpito sagrado, en el Santuario Mariano de Peregrinación de Nuestra Señora de la Virgen de la Salud, será imposible de olvidar, como un anhelo que madura con el sol sanguíneo de noviembre y se hace historia. Gracias Asociación de Promoción y Estudio de la Capa Alistana, gracias Andrés, gracias Felipe, gracias Chani.

  ¿Cuántos hombres y mujeres habrán pisado este suelo, en los casi quinientos años de historia del templo? Por entre estos bancos y piedras pulula el legado de un sentir verdipardo, marquesado de buena  gente, de esa que antes de hablar sabe lo que quiere decir. Y lo expresa con todas sus consecuencias. Echo en falta, sobre todo a un alcañizano, a mi amigo Tomás Carrión, el alcalde que inventó la frase de que mi pueblo es mi partido. ¡Cuántas veces, Tomás, recuerdo tu bonhomía, tu arrojo en tiempos de silencio!

   No hay lugar más propio en la provincia para reunirnos hoy que este, en el que se ensalza el tesoro de los pobres y la pretensión más íntima de todos los humanos, la salud. Arropados por el manto de una de las siete hermanas, celebremos que, entre todos, hemos hecho enfermar a la pandemia, la hemos hecho beber su propia bilis y vaya si ha acusado el golpe. Pero ojo, que la guerra aún no está ganada. Hay que redoblar esfuerzos para rematarla y no olvidarnos nunca de los que se han ido.

   Ha sido tan duro lo pasado, que nos va a quedar su reguero para siempre. El maldito covid ha hecho temblar al mundo y nos ha puesto a mirar al cielo. ¡Qué nunca más volvamos a vivir la muerte como la hemos sentido en los últimos meses…! Y, claro, para eso hay que abrir las ventanas de la atención sanitaria, que Aliste no sea símbolo de restricciones sino de aperturas, que la salud hay que conquistarla y hay que hacerlo en primera línea, en el campo de batalla con un ejército bien pertrechado de sanitarios.

   Miserere mei, Deus, secúndum magnam misericórdiam tuam… Antes de seguir adelante pido perdón por mi arrogancia, por estar aquí hablando de una de una de las condiciones más sagradas de esta tierra, la de taparse para protegerse, la de vestirse para ensalzar más lo que queda oculto, la de utilizar una prenda con la intención de remarcar la humildad de una forma de ser y de pensar, que aquí no es necesario gritar para que te oigan, que todo va tan fluido como el río Frío en primavera.

   Porque no es gratuito, ni un brindis al sol, el haber empezado mi pregón hablando del sentir alistano y de su conexión íntima con el sentir zamorano, no. Lo he hecho adrede, precisamente en esta atalaya levantada para loar la capa pastoril y de honras. Y es que esta prenda es mucho más que eso, mucho más que un vestido para protegerse del frío o para dar alcurnia a quien lo porta. Es esencia y símbolo de esta tierra y encierra en su diseño y en su geografía las razones intangibles que han ahormado la forma de ser y de pensar de esta comarca, tan creativa en cultura popular, pero a la vez defensora de lo propio, lo que entronca con su pasado vacceo y celta.

   El pasacalles, alegre y distendido, que acabamos de vivir escenifica la forma de ser de un pueblo que presume de su idiosincrasia, que se muestra como es; que se tapa con la capa no para ocultar sino para abrirse al mundo, para airear sus singularidades labradas en un pretérito que ha parido arrugas preñadas por periodos de miseria, pero que ha alumbrado también sapiencia y conocimiento natural, orgullo por unas tradiciones que están ahí, revividas y engordadas y que tienen en las mascaradas la seña de identidad más visible.

   Por estas tierras ha florecido más que en ninguna otra esa religiosidad popular a la que obliga la finitud de la vida humana, pero es una creencia transigente y benevolente con la espita de la magia por donde salen humores y dolores. No es casualidad que aquí haya encontrado el curanderismo su tempero más criador. Siempre ha habido gentes con un halo especial, capaces de sentir y hacer sentir a los demás, expendedoras del mejor fármaco, el que hace creer, creerse y crecerse.

   Que nadie se equivoque, que en esta comarca se cree en el más allá, pero también en el más acá, que la vida es esperanza, pero la espera es más llevadera con el olor y el sabor de las castañas asadas y de los “boletus edulis” que huelen a gloria.

   El tiempo vive aquí clavado a los muñones de pizarra con estacas de alisos, robles y fresnos, pero no está muerto, que anda recogiendo setas –y rolex- en los pinares. Que los entierros siguen convocándose a toque de campana –dos esposas cuando fallece una mujer, tres cuando lo hace un hombre- y a ellos, a los entierros, hay quienes acuden tapados con la capa, con la misma a la que van a las bodas y a las fiestas patronales y que cuelgan después junto al ordenador con el que se conectan con el mundo. Y si no lo hacen más es porque no tienen cobertura ni velocidad, que hay que gritar para que te dejen hablar y agarrarse al futuro con uñas y dientes.

   Y es que los servicios en el ámbito rural no deben ser un privilegio, son un derecho al que no hay que tapar con capillo y sí abrir sus “andillas”: que quien vive en los pueblos debe tener a mano espejuelos y no sombras. Que no es una dádiva lo que es de justicia, que lo natural es favorecer a quien siempre ha dado mucho más de lo que ha recibido.

   Que ahora que tanto se manosea la huella de carbono, que alguien calcule y nos diga la nuestra, la de los que vivimos en los territorios despoblados; que aquí no usamos aviones ni barcos, que aquí nos movemos entre el verde natural y descontaminamos más que manchamos, ¡pues qué nos lo reconozcan con servicios aunque sean deficitarios¡ ¿Es de justicia, no?

   En esta jornada de exaltación de la capa alistana lo tenemos que decir muy alto: queremos recuperar los hitos del pasado para que nos sirvan de isletas donde refugiarnos de las riadas del presente y para que nos sirvan también de pontones donde asegurar las pasarelas que nos han de conducir a un futuro que tiene que ser necesariamente mejor. Y la túnica rústica que hoy nos concentra aquí es uno de esos menhires para esta comarca y esta provincia crisálida, tan necesitada de referentes y luminarias.

   La capa alistana es más un sentimiento, una prenda-cuenco de orgullos varios, que unas alas sincopadas de paño de lana de oveja merina o castellana negra o marrón que antes era desechada por la industria del ramo por poco agradecida al no admitir los tintes. El continente de hilo le presta su geografía singular, de vuelo inacabado, su seriedad casi doliente, su consistencia reñida con la porosidad, su escudo contra la lluvia y el frío; en la lana perfumada de tomillo se esconde el trabajo callado, labrado a puro degüello; pero la esencia de este vestido está en su contenido, en lo que airea y resalta, en su significado: rusticidad, bonhomía, prestancia…, sentido homenaje a los antepasados.

  De “andillas” ajustadas que gatean por el cuerpo del humano, brota el capillo como el agua en el manantial de Valdefrolina, para morir en una esclavina jeribequeada donde se apoya inconsistente la chiva o borla; el conjunto armonioso, niquelado, se adorna con caireles y en las piezas que tapan hombros y cabeza se insertan adornos, grecas libres que combinan, casi con divina proporción, líneas curvas y rectas y hasta algún corazón invertido que invita a la amistad.

  Así es la capa alistana de honras, un monumento al equilibrio, a la prestancia, pensado más que para resaltar lo que ya hay, para crear un conjunto nuevo, que vive por sí mismo, que crece verticalmente y apunta al cielo. Es pura elegancia, chorros de estética que manan de la sencillez más bella, la suma perfecta de imperfecciones.

   La capa de honras sirvió para dar empaque y alcurnia rural, que la nobleza también es condición del pueblo, a la indumentaria popular de la zona, muy sencilla, sustentada en el traje formado por jubón, polainas y calzón corto, adornados por una montera puntiaguda y asentado en borceguís muy originales. El grupo Manteos y Monteras, que tan callada y extraordinaria labor está haciendo en favor del folclore de la zona, es claro ejemplo de esta vestimenta popular y espejo-puente de dos caras, la que une lo que fue con lo que tiene que venir.

   Pero por pura intuición no es difícil pensar que antes fue el trabajo que la fiesta o el encuentro social, que la capa de honras es heredera de esa otra más humilde, más lineal y exenta de caireles, con la que todavía algunos pastores de la zona hacen un corte de mangas a los fríos cabrones del invierno, esos que ventean los huesos y los comprimen hasta acurrucarlos debajo de un paraguas, siempre negro e inmenso, cuando llega el agua revirada del norte, que más que lluvia es pura y afilada cuchillada.

  Porque esta capa que hoy ensalzamos ha cobijado sueños y quereres, anhelos y sentimientos mundanos, pero, sobre todo, ha sido piel de la tierra, cáscara de cultura rural, bálsamo de ventiscas, escudo de lluvia fina, la que más cala. Bajo el paño pardo de lana de borrega, que huele a espigas resequidas, ha encontrado cobijo el pastoreo, el oficio más cercano a Dios.

  El pastor de estos pagos en todas sus versiones –extensivo, intensivo, trashumante- siempre ha pensado para dentro, filósofo que ha aprendido las lecciones que da la soledad de la solanera y los turbiones descarnados. Poco poroso ante el frío y la lluvia, como el paño de la capa que lo ha singularizado, ha tenido que engañar al miedo para resguardar a sus compañeras, desamparadas, sin fuerza cuando huelen al lobo o estalla, rocosa y agreste, la tormenta.

   Esta sabiduría natural, que no se aprende en las universidades, ha hecho aún más bendito el oficio de la ganadería que da vida y hace brotar comida para disfrute de los demás. Honor a quien hace más fácil –y rica- la existencia; honor a los dioses rurales que habitan en un santuario de naturaleza rampante, preñada de vetas verdes, bituminosas y de luz.

   La capa alistana siempre ha estado ahí, pegada al devenir de esta tierra, entre vosotros, es vosotros, con ramificaciones también en Alba, Tábara, Carballeda y los pagos rayanos de Tras Os Montes. Ha sido mullida en los batanes más antiguos y ha sido compañera de trabajos y celebraciones mil; pero necesita escribientes, doctores que diseccionen su historia, para dignificarla y engrandecerla, para que nos digan si fue atuendo de los bardos celtas, si llegó a caballo de los legionarios romanos o de las razias musulmanas, o para saber si fue cogulla principal de los monjes de Santa María de Moreruela.

  La Asociación para el Estudio y Promoción de la Capa Alistana (Apeca), que en apenas ocho años ha logrado sacar esta prenda del armario y de los museos de ropa tradicional y elevarla a los altares, y nunca mejor dicho porque ha convertido en capista pardo hasta al Papa Francisco, ya ha iniciado el trabajo de desbroce y pronto nos sorprenderá con nuevas investigaciones que añadir a las primeras ya concluidas.

  Sabemos que ya habló de ella, en 1883, la revista que dirigía Ursicino Álvarez resaltando sus recios pliegos, a los que comparó, de forma satírica sin duda, con muros de mampostería. Y que el historiador zamorano la diseccionó con una escueta definición: “corta y floreada esclavina y caperuza con algunas labores y picoteado de paño zamorano con raros dibujos calados”. Y que Santiago Méndez Plaza, en su exhaustivo estudio sobre las costumbres comunales a finales del siglo XIX en Aliste, dejó escrito que la capa era traje obligado en las bodas, como lo debió ser también en las ceremonias de cambio de mando entre los alcaldes, costumbre que ahora, con buen criterio, se quiere recuperar.

   En los años cincuenta del pasado siglo, la capa alistana de honras y respeto vivió su particular paso del Rubicón. Llegó a mediados de siglo envuelta en la miseria de un tiempo oscuro, colgada en pajares y paneras repletas de telarañas. A un paso de convertirse en mero objeto de estudio etnográfico, casi por casualidad- o clarividencia de un puñado de jóvenes zamoranos, impresionados por la estética de un desfile procesional en Carbajales de Alba- pasó a convertirse en hábito de una nueva cofradía de la Pasión capitalina.

   La Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Amparo, la procesión de las Capas Pardas de Zamora, creó el paisaje para situar esta prenda en el centro del mapa de la religiosidad semanasantera popular. Y ayudó así a hacerla más reconocible en otros desfiles de mucha más antigüedad como los de la Carrera, donde tiene gran protagonismo, o el Santo Entierro, los dos de Bercianos, e impulsó, por mimetismo, otras procesiones en la comarca.

   El nacimiento de Apeca ha blindado la urdimbre de la capa, garantizando así su futuro. Queda mucho trabajo por hacer, pero el reto es sugestivo y ambicioso. Esta prenda se ha convertido ya en emblema de la comarca y de toda la provincia. En el aire, como titilando, respira el sueño de que un día la capa alistana sea reconocida internacionalmente como lo que es, patrimonio inmaterial de la humanidad.

   Antes, por supuesto, debe llegar la declaración de bien de interés cultural. El camino va a ser largo y apasionante y tendrá que sortear obstáculos, pero que nadie tenga dudas: lloverán capas del cielo y los cientos de prendas de ahora se convertirán en miles y el símbolo acabará, como no podía ser menos, en centro visible de casas y palacios. San Martín de Tours, el patrón de los capistas al que hoy honramos, se va a portar y repartirá capas a diestro y siniestro para que nadie se quede sin el cobijo que da esta tierra a sus hijos y allegados. Milagro es como se transmite la bonhomía de todos aquellos que se han tapado durante siglos con esta prenda a sus nuevos usuarios, milagro y motivo también de investigación.

   La capa alistana tiene una deuda pendiente que ha de saldar lo antes posible. Tiene que dejarse querer mucho más por las mujeres. No tiene por qué ser una prenda exclusivamente masculina lo que nació para dar cobijo, prestancia y elegancia a los humanos de ley. Hay que lucirla sin miedo, darle cuerpo a sus vuelos, presumir de lo que significa, de lo que esconde. Nunca será más visible una capa que si la lleva una mujer.

    No puedo olvidarme a la hora de los reconocimientos de todos aquellos que han hecho posible que la capa alistana esté más viva que nunca; aquí, y hoy, tenemos el mejor ejemplo de vitalidad. Homenajeemos a quienes ya se han ido y a esos otros, que también amantes de esta prenda, viven lejos de la tierra donde nacieron o donde residieron sus antepasados. Aplaudamos, así mismo, a los impulsores de la asociación que ha hecho posible este acto. Y aunque es de justicia citar a dos de los pioneros, Ricardo Flecha y Félix Marbán, han sido muchos los que han andado el camino. Gracias a todos.

   Reconocimiento eterno también a Juan Gallego Baz, María Pérez Martín, Rafaela Fernández Ramos, Domingo Fernández, Antonio Aureliano Ribeiro… Y a todos los sastres y sastras que trabajan en el cielo y en la tierra y han hecho posible el milagro de la capa parda. Ellos, artistas de las proporciones, han completado y completan una obra perfecta que viene de abajo y se eleva, gateando por los pespuntes, hacia la claridad que trasciende de la condición humana. Sirva este acto para homenajearlos y también para reconocer el gesto de María del Pilar Pinilla Gómez de apoyo a la Asociación para la Promoción y Estudio de la Capa Alistana que preside Andrés Castaño Fernández.

   Y antes de acabar les pido perdón por haberles robado unos minutos largos de su vida. Espero, al menos, que hayan servido para reivindicar con justicia la prenda más emblemática e histórica de la comarca alistana, que es pasado, pero sobre todo que es futuro.

   Elevemos plegarias a la Virgen de la Salud y a San Martín de Tours para rogarles que mantengan viva la cultura de nuestros padres y abuelos, que no dejen que el mundo rural se diluya por la gatera del olvido y la despoblación, que preserven una sociedad rica y variada, cofre de las enseñanzas de nuestros antepasados y que nos hagan avanzar hace el entendimiento del pretérito como candela del futuro. Y, a ser posible, que ese avance podamos hacerlo, rápido y seguro, en autovía.

   Que nadie se muera en esta comarca y en esta provincia convencido de que no va a ser acompañado por sus hijos en el viaje eterno.

 

Muchas gracias y salud, mucha salud.

miércoles, 31 de marzo de 2021

Iglesia parroquial Nuestra Sra. de la Asunción. Alcañices

Extracto del inventario de 1832

Tallas que adornaban los altares de la parroquia.

DATOS FACILITADOS POR ANDRÉS FIGUEROA QUE NOS APORTA ESTE EXTRACTO DEL CITADO INVENTARIO DE LA PARROQUIA DE 1832 .

Las fotografias son actuales. 


ALTAR MAYOR:

- El niño Dios

- La Asunción con 6 ángeles

- Nuestra Sra. de la Portería (su fiesta se celebra el 12 de septiembre en Ávila)

- San Antonio Abad.

- San Francisco de Paula. (Ahora está ubicado en el altar de los dolores)

ALTAR DEL CRISTO DE LA PIEDAD:

- Cristo de la Piedad

- La Virgen del Carmen (en 1832 era una imagen distinta a la actual que es de 1917)

ALTAR DE LA VIRGEN DEL ROSARIO:

- Virgen del Rosario

- San José (actualmente está en el altar mayor)

ALTAR DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES:

- Virgen de los Dolores

- Nuestra Sra. de Copacabana (patrona de Bolivia)

- Santa Lucía

- San Roque

ALTAR DE SAN FRANCISCO JAVIER (hoy altar de la Virgen del Carmen)

- San Francisco Javier

- Santa Teresa de Jesús (en la actualidad está sobre el Cristo de la Piedad)







jueves, 18 de marzo de 2021

RETABLO LATERAL DE LA VIRGEN DE FÁTIMA. RIOMANZANAS.

   Ana Sánchez Calzada
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca
Especialista en restauración por la Facultad de Bellas Artes de Granada


  

     Situado en uno de los laterales que flanquean la iglesia de la Ascensión, en Riomanzanas, se encuentra el retablo de estilo neoclásico dedicado actualmente a la Virgen de Fátima.

   Datado a principios del siglo XIX, aproximadamente en 1829 (dato deducido por la inscripción que aparece en el retablo gemelo que se encuentra en la capilla opuesta.)

    El retablo se engloba dentro del período del primer Neoclásico, destaca la profusión de la decoración y los relieves tallados en madera de inspiración vegetal, los dorados, los marmoleados y coloridos motivos pictóricos evocadores de la arquitectura clasica y los materiales empleados en esa época. El oro ya no es el principal protagonista y queda  limitado a escasas zonas muy determinadas; molduras, volutas, cornisas, ráfagas, hojas, flores, capiteles, basas, son los principales destinatarios de esta técnica tan empleada en épocas anteriores. Es un dorado en el que se utilizan los procedimientos tradicionales para el oro bruñido sobre bol de Armenia.

    Los ejemplos conocidos mas antiguos de objetos de madera recubiertos con panes de oro fino bruñido, pertenecen a la cultura del antiguo Egipto, desde dónde pasaría a la iconografía cristiana bizantina perpetuándose en la creación de Iconos, técnica que se ha mantenido vigente hasta la actualidad, a través de los iconos rusos y griegos.

    Desde el Imperio de Oreiente pasaría a Roma, dónde continuó utilizándose con fines sagrados por la iglesia católica, que lo adoptó para la confección de los frontales en la época románica y en las grandes construcciones de los altares retableros del gótico, extendiéndose la técnica del doradopor diversas superficies como el hierro y la piedra, conquistando tambien otros espacios y ambientes, como los muebles y objetos ornamentales de uso habitual.

    A partir del S.XIX, aunque se continúa dorando, su práctica va decreciendo a pesar de que surgen algunas innovaciones técnicas que anuncian un nuevo resurgir de la profesión de dorador.

    Las normas del “buen gusto” establecen que las diferentes partes de la arquitectura del retablo se debían separar con claridad mediante tres o cuatro piedras diferentes, para conseguir un buen contraste, de esta forma se potenciaba el carácter arquitectónico de las obras y se equilibraba el conjunto. Se sustituye el oro que antes cubría todas las superfcies por imitaciones pétreas.

    El retablo, acomodada a la forma semicircular de la arquitectura que lo enmarca, está compuesto por un banco sobre él se levanta un cuerpo central, más desarrollado con decoración de columnas con capitel corintio y un ático semicircular. El retablo mide aproximadamente 3 x 4 x 1,5 metros de ancho. Totalmente construido y tallado en madera de pino, está constituido por el banco o predela, en la que se encuentra embutido el Sagrario, un cuerpo central estructurado en tres calles verticales y un ático constituido por tres plafones lisos.

    En la base del retablo se sitúa el frontal de altar, pieza muy deteriorada por el paso del tiempo. Las decoraciones que podemos encontrar en el retablo realizadas con esta técnica son motivos marmoleados muy variados y de excelente calidad, aplicados en toda la superficie del retablo.Otras decoraciones, son las técnicas de dorado al agua sobre bol de Armenia.

    Las principales alteraciones con que nos encontramos antes de proceder a la restauración se deben a muchas causas, pero la principal es el elevado grado de humedad procedente de goteras, que ha sido un factor determinante para la degradación de la cola que unía las diferentes piezas de los motivos decorativos de la arquitectura del retablo, que perdieron su adherencia, bien por la alteración de la cola que las sujetaba y que se degradó por los problemas de humedad ambiental ya descritos o bien por la oxidación y rotura de los clavos originales.La mayoría de estas piezas eran motivos decorativos que se pudieron recuperar, otras, como las molduras sin embargo, hubo que reconstruirlas de nuevo con maderas nuevas.

    En otros casos las piezas se mantenían unidas al soporte de forma precaria con el riesgo de desprendimiento. En todas ellas se procedió a su encolado con acetato de polivinilo y presión.

    Otra alteración producida por los cambios de temperatura, presencia de humedad y ataque de los insectos xilófagos fueron las grietas y separaciones del soporte; en los plafones del ático y los fondos de las falsas hornacinas, debido a los movimentos del la estructura del retablo. La madera ha sufrido tensiones que han provocado la separación de las uniones de las piezas y grietas en algun elemento estructural. 
    También existen restos de calcinación, humo y restos de cera, sobre todo en la zona del banco y los capiteles de las columnas, debido a la proximidad de los cirios colocados para el culto, que ha producido mutilaciones, desprendimientos y pérdidas de elementos.
    En lo que respecta al ataque de insectos xilófagos, su estado de conservación se puede considerar alarmante y se ha producido de forma bastante agresiva. A causa de ello, la madera ha perdido su consistencia y se encuentra en estado acorchado.

    Encontramos restos de ataques de insectos xilófagos, concretamente carcoma pequeña (anóbidos), repartida a lo largo de toda la superficie y algún ataque antiguo de lo que parece ser termita (reculitermes). Se trata de zonas donde la madera ha perdido consistencia, encontrándose en muy mal estado de conservación. 

    No se ha podido determinar con exactitud si hay signos externos de actividad actual debido a los depósitos de polvo y suciedad, pero lo mas seguro es que se trate de ataques antiguos. Las piezas mas afectadas por esta alteración son las que conforman la estructura en la parte posterior.
    En cuanto a los tratamientos realizados, alli donde se determinó la presencia de actividad de insectos xilófagos se realizó tratamiento de desinsectación, tanto curativo como preventivo, para asegurar la eliminación total de larvas y huevos. Las alteraciones producidas por los xilófagos se determinaron como Anobium punctatum o carcoma pequeña y puntualmente reculitermes lucifugus ó termita.

    La duración del ciclo vital de estos anóbidos localizados y determinados como Anobium punctatum ó carcoma pequeña, es bastante variable por estar ligado a las condiciones climáticas y las propiedades nutritivas de la madera sobre la que actúan. El periodo habitual es de uno a dos años, aunque en ciertos casos dura hasta tres y cuatro, pasados los cuales el insecto sale al exterior abandonando la madera después de haber completado su ciclo biológico.

    Como insecticida hemos utilizado un producto comercial protector de la madera frente a insectos xilófagos: hylotrupes, lyctus y termitas y hongos de pudrición blanda, de aplicación directa para tratamientos curativos y preventivos.

    Dicho tratamiento se realizó sobre todo por la parte trasera del retablo, empapando bien la madera con pulverizador.

   Posteriormente se cerro con plástico el vano que comunica la parte anterior con la posterior para contener los vapores.

    Al contrario que el oro, la capa de policromía apenas tenia levantamientos y pérdidas. Sin embargo, si presentaba una capa gruesa de suciedad oscura y oxidada que alteraba completamente su aspecto estético, impidiendo apreciar el colorido de los motivos ornamentales.

    La suciedad, el polvo y los excrementos se han depositado a lo largo del tiempo, convirtiéndose en una gruesa costra dura e higroscópica que daña considerablemente la superficie de los dorados y policromías La suciedad, constituida por polvo, humo y manchas de cera que se acumulan sobre la superficie, modifican el aspecto del retablo y constituyen focos de alteraciones químicas y biológicas. Se debe minar siempre, además de mantener las obras en condiciones óptimas de limpieza, como prevención de posibles degradaciones.


    En las partes dónde se observan daños producidos por los xilófagos, se realiza tratamiento de consolidación en las zonas dónde la madera ha perdido la consistencia y resistencia mecánica y se encuentra en estado semi-acorchado debido al ataque de estos microorganismos (xilófagos).

    Para ello se emplearon los consolidantes aplicados en diferentes concentraciones con disolventes de diferentes velocidades de evaporación para que la madera recupere la densidad perdida.

    A la hora de reponer las piezas de la madera del soporte fué necesario establecer un criterio de intervención puesto que en un retablo de dimensiones tan reducidas se hace muy patente cualquier pequeña pérdida de material. Se optó por completar absolutamente todas faltas de material soporte e incluso rellenar las grietas producidas por movimentos. Se hicieron molduras con madera nueva (de pino tratado) para rellenar todas las faltas, además de la piezas que interferían en una correcta lectura de la obra.

    Las grietas se filetearon con madera de balsa que posteriormente se estucó y reintegró cromáticamente.

    El retablo se aseguró por la parte posterior con travesaños de madera nueva ya que debido al ataque de los insctos xilófagos y el agua procedente de la gotera, la estructura estaba bastante inestable y corría riesgo de caidas y derrumbes. Se colocaron travesaños nuevos sujetos con tirafondos inoxidables y siempre reversibles.
    En cuanto a la limpieza química, la elección del disolvente es muy importante, pero también su forma de aplicación. Hay que encontrar disolventes que tengan la capacidad de transformar sustancias sólidas en una solución o bien que las reblandezcan y puedan ser removidas y eliminadas. Para este proceso se realizaron las pertinentes pruebas con distintos disolventes y mezclas.

    Se realizaron pruebas de resistencia de la superficie con disolventes de diferentes parámetros de evaporación y penetración, para valorar cual es el que mejor se adapta a las características de la obra sin alterar la calidad de las policromías y dorados, y elimine la suciedad formada por acumulación de polvo y humo, adheridos a lo largo de los años.

    En muchos casos, en los que el oro se encontraba opaco se recurrió al empleo de gomas especiales para ayudar a mover la capa de suciedad una vez que se había ablandado con la mezcla empleada.

    El oro del retablo es de muy buena calidad, y se encontraba bastante mate por efecto de la humedad ambiental , el barniz oxidado y los depósitos de polvo, por lo que con la limpieza se obtuvieron resultados bastante impactantes.

    
Una vez limpia la superficie, se procedió a estucar las lagunas de policromía con un estuco sintético coloreado para facilitar la tarea de la reintegración cromática que es la última fase antes del barnizado. Esta última fase no siempre es necesaria para la conservación del objeto, y generalmente se trata de una intervención de tipo estético. Se han empleado diferentes criterios a la hora de realizar la reintegración. Se emplean las técnicas de reintegración necesarias en cada laguna: tinta neutra, rigatino, trattegio, puntillismo, con el fin de completar la óptima lectura de las lagunas dentro del conjunto artístico.
    Para finalizar se aplicaron dos manos de protección. Se aplicó un barniz mate, que aporta una capa protectora transparente, resistente al agua, que no amarillea con el tiempo y fácilmente reversible con el empleo de disolventes.







lunes, 8 de marzo de 2021

RESTAURACIÓN RETABLO DEL CRISTO DEL PERDÓN.GALLEGOS DEL CAMPO.

  Ana Sánchez Calzada
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca
Especialista en restauración por la Facultad de Bellas Artes de Granada

   

     El retablo del Cristo del Perdón está situado en la capilla lateral derecha de la Iglesia Parroquial de Gallegos del Campo (Zamora), fué construida en 1906 con materiales aprovechados de la ermita situada en el mismo pueblo y, de la iglesia que se encontraba junto al cementerio, en el monte de San Jorge, a cuatrocientos metros del pueblo aproximadamente.

     El retablo, totalmente construido y tallado en madera, está incompleto, ya que le falta el tablero de la hornacina central y el ático está dispuesto de manera gravitatoria sobre el resto del conjunto. Ha sido sometido a diferentes modificaciones estructurales, cambios de temperatura y condiciones ambientales además de transportes, ya que fue trasladado desde la capilla hasta la nueva iglesia de Gallegos. Está constituido por el banco o predela, un cuerpo central y ático, estructurados en una única calle vertical. Se fabricó en madera de pino rojo tallada, cubierta con dorados y policromías:

        -El oro está aplicado con la técnica de “dorado al agua”, que consiste en la colocación de pequeñas láminas de pan de oro fino asentadas sobre bol de Armenia rojo. El oro una vez colocado se deja reposar unos minutos antes de ser bruñido con el fin de lustrarlo y hacerlo mas resistente.

        -En cuanto a la decoración de las policromías, se trata de “marmoleados”,se aplicaron en zonas lisas, y se aprecian perfectamente en el frontal de altar y el banco.

     Las policromías del retablo están realizadas aparentemente con temple, un procedimiento pictórico que utiliza el agua como vehículo mas importante para disolver el aglutinante y para diluirlo. Las principales materias aglutinantes con las cuales se puede producir un temple son las colas animales, las colas vegetales, las gomas, la caseína, la dextrina, la leche, el huevo, la cera y el jabón, por eso siempre ha de llevar el calificativo "temple al huevo", "temple a la cola" etc.. El temple tiene, en general, aspecto mate, que se puede modificar con los barnices y recubrimientos. La pintura al temple se altera mucho menos que el óleo, ya que no sufre alteración de los aceites, y el empleo de temple al huevo, por ejemplo, ha permitido conservar siempre un colorido mas brillante, alterado en muchas ocasiones por las capas de recubrimientos, en este caso de goma-laca que da un ligero brillo y tono marrón al conjunto.

      -Sin embargo para los relieves del banco, se empleó el ”estofado” , que consiste en la aplicación de policromía con la técnica de óleo o temple sobre el pan de oro, y antes de que se endurezca se realizan dibujos con un punzón con el fin de que aparezca el oro de la capa inferior como decoración entre la policromía.

   Las principales alteraciones que nos encontramos fueron restos puntuales de ataques de insectos xilófagos, concretamente carcoma pequeña( anóbidos ), repartidos a lo largo de toda la superficie. Hay zonas en las que este ataque ha afectado a la estructura de la madera.
   Debido a el elevado grado de humedad ambiental que tiene esta capilla, ya que se filtra agua desde la capa freática, se forman charcos en invierno, lo que produce ligeros alabeos en algunas tablas y el movimiento de la madera de varias piezas, pero aparentemente son imperceptibles y no afectan a la estructura.

   En el caso del frontal de altar, este si se encuentra en peor estado de conservación, ya que tiene numerosas pérdidas de policromía en la parte inferior, debidas posiblmente a la proximidad de esta zona con la humedad que asciende por capilaridad.

   Las columnas fueron repolicromadas de nuevo, se cubrieron con una tela de estopa y se rellenaron los huecos de las estrías con una especie de cemento blanco que a continuación se estucó y policromó con una policromía a modo de marmoleado de escasa calidad artística. Originariamente las columnas eran estriadas y policromadas ya que se han encontrado restos muy escasos de policromía subyacente.


   Los procesos de restauración comenzaron con la limpieza mecánica de cera, excrementos de insectos y murciélagos, cemento y restos de cal con un bisturí (aunque el agua hubiera eliminado todos estos restos, es un método agresivo para el oro, por tanto no se debe emplear).

   En el caso de la cera, se empleó una pistola de aire caliente, com mucha precaución para que no se calentara el oro y produjese ampollas. La finalidad era que las gotas de cera acumuladas se licuaran completamente ,y de este modo facilitar la eliminación de los restos con un hisopo impregnado en esencia de trementina.

   Una vez eliminados los restos de la superficie, se procedió a la limpieza química que consiste en empapar los hisopos de algodón con tensoactivo y a continuación se retiran los restos con algodones empapados en alcohol etílico. Hay que procurar no insistir demasiado sobre una misma superficie, ya que se puede dañar el oro con el exceso de humedad al ablandarse la capa de preparación.

   Una vez limpia la policromía y el oro se procedió al estucado de las lagunas con estuco sintético.Una vez enrasado se reintegra cromáticamente con pinturas reversibles de buena calidad.

   Cuando las lagunas son de dimensiones considerables y que están suficientemente documentadas se procedió a la aplicación de tintas neutras que se cubrieron con técnica de “rigatino”, con el objeto de disminuir su peso óptico en el conjunto.

   En las lagunas en el oro se decidió realizar la reintegración de todas las lagunas con “rigatino”. Se aplicó una base de imitación del color bol, realizando posteriormente las “rayas” en color dorado. Como material para reintegrar el bol se empleó gouache, para el oro mica oro claro, del tono más aproximado al original, aglutinada con goma arábiga disuelta en agua. Es importante utilizar materiales de buena calidad cuyos componentes aseguren una estabilidad y permanencia a lo largo del tiempo, sin olvidarnos por supuesto de la reversibilidad.
   En las columnas se dejó el material soporte madera a la vista, alternando con la capa de policromía reciente. La finalidad al optar por este criterio es dejar constancia de la forma original estriada de los fustes.

IMÁGENES COMPARATIVAS
Imágenes de fragmentos del retablo en su estado de conservación inicial y posteriormente, una vez concluidas las tareas de restauración.


   Fotografía final tras la ejecución de los trabajos de restauración despues de eliminar el repinte de pintura al temple que cubría todo el casetón del banco





















RESTAURACIÓN DEL CRISTO DEL PERDÓN, GALLEGOS DEL CAMPO

Ana Sánchez Calzada
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca
Especialista en restauración por la Facultad de Bellas Artes de Granada




  Se trata de una pieza singular, tanto la talla de madera como la policromía que la recubre, en este caso denominada encarnadura.

  Talla en madera de nogal que representa a Cristo en su advocación de Cristo crucificado, está situado en un retablo de S.XVII con ático añadido en el S.XVIII, al que evidentemente no pertenece por desfase cronológico.

  Está tallada en madera de nogal, para evitar agrietamientos en la madera se procedió a su ahuecado, las dos oquedades coinciden con la parte del torax y parte del pañ o de pureza .

  El nogal es una madera que se empleó con frecuencia para las esculturas de los crucificados entre los imagineros de los siglos XIII y XIV, mientras en otros lugares se empleaba el álamo y el tilo. La cruz está realizada en madera de pino rojo.

 Está policromada con pintura al óleo, que es la técnica pictórica realizada con colores o pigmentos molidos dispersos en un aceite secante, generalmente de linaza, nueces o adormideras, aplicado sobre una base estuco, a veces coloreada con pigmentos color tierra, que constituye la capa de preparación.

 En las juntas de unión se ha empleado tela de lienzo para cubrir las uniones de la madera, siendo estucada y policromada posteriormente. También se emplea tela de lienzo para igualar la superficie del manto de pureza, realizado con trozos de madera y estucos.

 El término preparación engloba todas las capas intermedias entre el soporte(madera) y la capa pictórica (encarnadura). Tiene la función de unificar el aspecto de la superficie, y facilitar la adhesión de la pintura al soporte, además de conseguir el fondo cromático adecuado para los efectos perseguidos por el artista (en este caso la preparación es blanca), también reduce los efectos del movimiento del soporte sobre la capa pictórica. La preparación está compuesta de una carga y un aglutinante. A veces también tiene sentido estético, sobre todo cuando se colorea intencionadamente, buscando efectos en la pintura, como por ejemplo las preparaciones rojas utilizadas en el S.XVII , o las grises, rojas, blancas o mixtas del XVIII.

 Como sucede con muchos crucificados dolorosos es muy difícil establecer su procedencia o el origen del autor que los realizó . Aparece datado en el siglo XIV en el inventario diocesano, tiene unas medidas aproximadas de 2,20 cmx 1,60 cm.

 Se trata de una pieza semi-maciza con preparación magra blanca sobre la que se aplica una policromía de base oleosa cubierta por polvo, suciedad de naturaleza grasa y una repolicromía.


Esta tipología corresponde a varios Cristos crucificados de la época, con las mismas características estilísticas, técnicas y formales, que están repartidos por la geografía de la Península.



Vientre hinchado, el paño anudado en la cadera derecha, las costillas marcadas y la cabeza ladeada hacia la derecha



 Estado de conservación inicial del Cristo del Perdón, antes de comenzar las tareas de restauración. Aquí se observa colocado en su emplazamiento, un retablo realizado a partir de fragmentos de otros retablos que se encuentra en muy mal estado de conservación.El cuerpo se desplaza ligeramente hacia la derecha, las piernas se adelantan en pronunciada flexió n, sin llegar a la forzada posició n con las rodillas casi a la misma altura.


Una de las principales causas de deterioro de la talla es el ataque de insectos xilófagos, es un mal puntual en el estado de conservación de la obra y causa que ha dado lugar a muchas otras alteraciones. Se observaron signos externos de actividad determinados por la presencia de serrín-polvo en la superficie. Fue necesario efectuar un tratamiento de curación-prevención para salvar la pieza, incluso evitar contagios al resto de las obras de la iglesia. En algún caso puntual, la madera a penas tiene estructura y se ha convertido en materia muerta, de aspecto acorchado y pulverulento.



Se determinaron dos tipos de xilófagos coleópteros :

-Carcoma pequeña ó "anobium punctatum" de 2.5 a 4.5 mm de longitud aproximadamente. Su cuerpo es cilíndrico de color marrón y la cabeza generalmente oculta bajo un corselete.Los adultos salen de la madera entre mayo y agosto a través de pequeños y numerosos orificios cilíndricos u ovales, de entre 1 y 2mm de diámetro. Las hembras , una vez apareadas, ponen sus huevos en las fisuras de la madera y sus larvas, de 4 a 6mm de longitud, practican galerías en la dirección de la fibra, dejando en ellas un serrín granuloso y basto que facilita el reconocimiento de sus daños.

-Escarabajo del poste ó "lyctus brunneus".Forman orificios ovales de 1 a 6mm.distribuidos en menor cuantía por la superficie de la madera que en los anóbidos, ya que para la reproducción no necesitan salir al exterior. El polvo que producen las larvas es de una naturaleza fina y muy característica. Su difícil detectación en el interior hace que esta plaga sea extremadamente peligrosa, llegando a destruir la madera antes de que los insectos salgan al exterior de una manera visible.

 

A continuación se muestran las principales causas de deterioro por las cuales ha sido necesario intervenir la pieza para evitar nuevas alteraciones

 

Hueco realizado por roedoes que estuvieron viviendo en el interior de la talla, causando el desprendimiento de la tela de estopa que hace de refuerzo en la unión de la talla con la cruz.


Restos de objetos introducidos por los roedores en el interior de la talla para fabricar la cama


    

 

Detalle de las lagunas y levantamientos con pérdida de preparación y policromía

En cuanto a los levantamientos y pérdidas de material original (policromía y preparación), son numerosos, habiendo lagunas de tamaño considerable, estimándose las pérdidas aproximadamente en un 15 % del conjunto.

La suciedad y el polvo se han acumulado a lo largo del tiempo, convirtiéndose en una costra dura e higroscópica que daña considerablemente la policromía. Se trata de una costra grasa formada por la acumulación de depósitos unidos a la grasa procedente de las lámparas de aceite y los cirios colocados para el culto, que además favorece el ataque de los microorganismos y no deja ver la intensidad de las policromías.


El primer tratamiento realizado fue la desinsectación, empleando para ello insecticidas comerciales aplicados en intervalos de 7 días.

Posteriormente se efectuó la limpieza química de la superficie pictórica con tensoactivos disueltos en agua destilada, empleando hisopos de algodón.



Una vez que se eliminó la suciedad de la superficie y estuvo al descubierto por completo la capa original, se estucaron con estuco sintético las zonas en las que se había perdido la policromía para despues reintegrar únicamente la superficie de estuco.


Las reintegraciones cromáticas se realizaron con pinturas de gouache que emplean como medio disolvente el agua y medio aglutinante la goma arábiga. Estas reintegraciones se realizan con pinturas reversibles que puedan ser eliminadas posteriormente con facilidad.

Para la reintegración cromática se emplea la técnica de “rigatino”, que consiste en hacer rayas vericales muy finas sobre la superficie nueva, para que se distingan las partes restaurads de la zona original. El objetivo de esta técnica de reintegración es que de lejos no se aprecien las líneas y esté todo integrado visualmente, pero al acercarnos si  se observen con facilidad, para así poder distinguir lo que está restaurado de lo que es original.



  

Finalmente se barniza toda la superficie para proteger la policromía del polvo, la suciedad y los agentes externos que la deterioran. Para esta talla se empleó un barniz final semi-mate aplicado en caliente con cera como componente principal en su composición.



Imagen final de la talla concluidas las tareas de restauración

 

La naturaleza de las pinturas originales se desconoce, puesto que no se han realizado estratigrafías para comprobarlas, pero a simple vista parecen pinturas realizadas con óleo. Son pinturas que empleaban como medio aglutinante el aceite que mezclados con los pigmentos daban lugar a unas pinturas bastante resistentes.