jueves, 18 de marzo de 2021

RETABLO LATERAL DE LA VIRGEN DE FÁTIMA. RIOMANZANAS.

   Ana Sánchez Calzada
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca
Especialista en restauración por la Facultad de Bellas Artes de Granada


  

     Situado en uno de los laterales que flanquean la iglesia de la Ascensión, en Riomanzanas, se encuentra el retablo de estilo neoclásico dedicado actualmente a la Virgen de Fátima.

   Datado a principios del siglo XIX, aproximadamente en 1829 (dato deducido por la inscripción que aparece en el retablo gemelo que se encuentra en la capilla opuesta.)

    El retablo se engloba dentro del período del primer Neoclásico, destaca la profusión de la decoración y los relieves tallados en madera de inspiración vegetal, los dorados, los marmoleados y coloridos motivos pictóricos evocadores de la arquitectura clasica y los materiales empleados en esa época. El oro ya no es el principal protagonista y queda  limitado a escasas zonas muy determinadas; molduras, volutas, cornisas, ráfagas, hojas, flores, capiteles, basas, son los principales destinatarios de esta técnica tan empleada en épocas anteriores. Es un dorado en el que se utilizan los procedimientos tradicionales para el oro bruñido sobre bol de Armenia.

    Los ejemplos conocidos mas antiguos de objetos de madera recubiertos con panes de oro fino bruñido, pertenecen a la cultura del antiguo Egipto, desde dónde pasaría a la iconografía cristiana bizantina perpetuándose en la creación de Iconos, técnica que se ha mantenido vigente hasta la actualidad, a través de los iconos rusos y griegos.

    Desde el Imperio de Oreiente pasaría a Roma, dónde continuó utilizándose con fines sagrados por la iglesia católica, que lo adoptó para la confección de los frontales en la época románica y en las grandes construcciones de los altares retableros del gótico, extendiéndose la técnica del doradopor diversas superficies como el hierro y la piedra, conquistando tambien otros espacios y ambientes, como los muebles y objetos ornamentales de uso habitual.

    A partir del S.XIX, aunque se continúa dorando, su práctica va decreciendo a pesar de que surgen algunas innovaciones técnicas que anuncian un nuevo resurgir de la profesión de dorador.

    Las normas del “buen gusto” establecen que las diferentes partes de la arquitectura del retablo se debían separar con claridad mediante tres o cuatro piedras diferentes, para conseguir un buen contraste, de esta forma se potenciaba el carácter arquitectónico de las obras y se equilibraba el conjunto. Se sustituye el oro que antes cubría todas las superfcies por imitaciones pétreas.

    El retablo, acomodada a la forma semicircular de la arquitectura que lo enmarca, está compuesto por un banco sobre él se levanta un cuerpo central, más desarrollado con decoración de columnas con capitel corintio y un ático semicircular. El retablo mide aproximadamente 3 x 4 x 1,5 metros de ancho. Totalmente construido y tallado en madera de pino, está constituido por el banco o predela, en la que se encuentra embutido el Sagrario, un cuerpo central estructurado en tres calles verticales y un ático constituido por tres plafones lisos.

    En la base del retablo se sitúa el frontal de altar, pieza muy deteriorada por el paso del tiempo. Las decoraciones que podemos encontrar en el retablo realizadas con esta técnica son motivos marmoleados muy variados y de excelente calidad, aplicados en toda la superficie del retablo.Otras decoraciones, son las técnicas de dorado al agua sobre bol de Armenia.

    Las principales alteraciones con que nos encontramos antes de proceder a la restauración se deben a muchas causas, pero la principal es el elevado grado de humedad procedente de goteras, que ha sido un factor determinante para la degradación de la cola que unía las diferentes piezas de los motivos decorativos de la arquitectura del retablo, que perdieron su adherencia, bien por la alteración de la cola que las sujetaba y que se degradó por los problemas de humedad ambiental ya descritos o bien por la oxidación y rotura de los clavos originales.La mayoría de estas piezas eran motivos decorativos que se pudieron recuperar, otras, como las molduras sin embargo, hubo que reconstruirlas de nuevo con maderas nuevas.

    En otros casos las piezas se mantenían unidas al soporte de forma precaria con el riesgo de desprendimiento. En todas ellas se procedió a su encolado con acetato de polivinilo y presión.

    Otra alteración producida por los cambios de temperatura, presencia de humedad y ataque de los insectos xilófagos fueron las grietas y separaciones del soporte; en los plafones del ático y los fondos de las falsas hornacinas, debido a los movimentos del la estructura del retablo. La madera ha sufrido tensiones que han provocado la separación de las uniones de las piezas y grietas en algun elemento estructural. 
    También existen restos de calcinación, humo y restos de cera, sobre todo en la zona del banco y los capiteles de las columnas, debido a la proximidad de los cirios colocados para el culto, que ha producido mutilaciones, desprendimientos y pérdidas de elementos.
    En lo que respecta al ataque de insectos xilófagos, su estado de conservación se puede considerar alarmante y se ha producido de forma bastante agresiva. A causa de ello, la madera ha perdido su consistencia y se encuentra en estado acorchado.

    Encontramos restos de ataques de insectos xilófagos, concretamente carcoma pequeña (anóbidos), repartida a lo largo de toda la superficie y algún ataque antiguo de lo que parece ser termita (reculitermes). Se trata de zonas donde la madera ha perdido consistencia, encontrándose en muy mal estado de conservación. 

    No se ha podido determinar con exactitud si hay signos externos de actividad actual debido a los depósitos de polvo y suciedad, pero lo mas seguro es que se trate de ataques antiguos. Las piezas mas afectadas por esta alteración son las que conforman la estructura en la parte posterior.
    En cuanto a los tratamientos realizados, alli donde se determinó la presencia de actividad de insectos xilófagos se realizó tratamiento de desinsectación, tanto curativo como preventivo, para asegurar la eliminación total de larvas y huevos. Las alteraciones producidas por los xilófagos se determinaron como Anobium punctatum o carcoma pequeña y puntualmente reculitermes lucifugus ó termita.

    La duración del ciclo vital de estos anóbidos localizados y determinados como Anobium punctatum ó carcoma pequeña, es bastante variable por estar ligado a las condiciones climáticas y las propiedades nutritivas de la madera sobre la que actúan. El periodo habitual es de uno a dos años, aunque en ciertos casos dura hasta tres y cuatro, pasados los cuales el insecto sale al exterior abandonando la madera después de haber completado su ciclo biológico.

    Como insecticida hemos utilizado un producto comercial protector de la madera frente a insectos xilófagos: hylotrupes, lyctus y termitas y hongos de pudrición blanda, de aplicación directa para tratamientos curativos y preventivos.

    Dicho tratamiento se realizó sobre todo por la parte trasera del retablo, empapando bien la madera con pulverizador.

   Posteriormente se cerro con plástico el vano que comunica la parte anterior con la posterior para contener los vapores.

    Al contrario que el oro, la capa de policromía apenas tenia levantamientos y pérdidas. Sin embargo, si presentaba una capa gruesa de suciedad oscura y oxidada que alteraba completamente su aspecto estético, impidiendo apreciar el colorido de los motivos ornamentales.

    La suciedad, el polvo y los excrementos se han depositado a lo largo del tiempo, convirtiéndose en una gruesa costra dura e higroscópica que daña considerablemente la superficie de los dorados y policromías La suciedad, constituida por polvo, humo y manchas de cera que se acumulan sobre la superficie, modifican el aspecto del retablo y constituyen focos de alteraciones químicas y biológicas. Se debe minar siempre, además de mantener las obras en condiciones óptimas de limpieza, como prevención de posibles degradaciones.


    En las partes dónde se observan daños producidos por los xilófagos, se realiza tratamiento de consolidación en las zonas dónde la madera ha perdido la consistencia y resistencia mecánica y se encuentra en estado semi-acorchado debido al ataque de estos microorganismos (xilófagos).

    Para ello se emplearon los consolidantes aplicados en diferentes concentraciones con disolventes de diferentes velocidades de evaporación para que la madera recupere la densidad perdida.

    A la hora de reponer las piezas de la madera del soporte fué necesario establecer un criterio de intervención puesto que en un retablo de dimensiones tan reducidas se hace muy patente cualquier pequeña pérdida de material. Se optó por completar absolutamente todas faltas de material soporte e incluso rellenar las grietas producidas por movimentos. Se hicieron molduras con madera nueva (de pino tratado) para rellenar todas las faltas, además de la piezas que interferían en una correcta lectura de la obra.

    Las grietas se filetearon con madera de balsa que posteriormente se estucó y reintegró cromáticamente.

    El retablo se aseguró por la parte posterior con travesaños de madera nueva ya que debido al ataque de los insctos xilófagos y el agua procedente de la gotera, la estructura estaba bastante inestable y corría riesgo de caidas y derrumbes. Se colocaron travesaños nuevos sujetos con tirafondos inoxidables y siempre reversibles.
    En cuanto a la limpieza química, la elección del disolvente es muy importante, pero también su forma de aplicación. Hay que encontrar disolventes que tengan la capacidad de transformar sustancias sólidas en una solución o bien que las reblandezcan y puedan ser removidas y eliminadas. Para este proceso se realizaron las pertinentes pruebas con distintos disolventes y mezclas.

    Se realizaron pruebas de resistencia de la superficie con disolventes de diferentes parámetros de evaporación y penetración, para valorar cual es el que mejor se adapta a las características de la obra sin alterar la calidad de las policromías y dorados, y elimine la suciedad formada por acumulación de polvo y humo, adheridos a lo largo de los años.

    En muchos casos, en los que el oro se encontraba opaco se recurrió al empleo de gomas especiales para ayudar a mover la capa de suciedad una vez que se había ablandado con la mezcla empleada.

    El oro del retablo es de muy buena calidad, y se encontraba bastante mate por efecto de la humedad ambiental , el barniz oxidado y los depósitos de polvo, por lo que con la limpieza se obtuvieron resultados bastante impactantes.

    
Una vez limpia la superficie, se procedió a estucar las lagunas de policromía con un estuco sintético coloreado para facilitar la tarea de la reintegración cromática que es la última fase antes del barnizado. Esta última fase no siempre es necesaria para la conservación del objeto, y generalmente se trata de una intervención de tipo estético. Se han empleado diferentes criterios a la hora de realizar la reintegración. Se emplean las técnicas de reintegración necesarias en cada laguna: tinta neutra, rigatino, trattegio, puntillismo, con el fin de completar la óptima lectura de las lagunas dentro del conjunto artístico.
    Para finalizar se aplicaron dos manos de protección. Se aplicó un barniz mate, que aporta una capa protectora transparente, resistente al agua, que no amarillea con el tiempo y fácilmente reversible con el empleo de disolventes.







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