domingo, 13 de noviembre de 2022

PREGÓN EXALTACION DE LA CAPA ALISTANA (Bermillo de Alba, domingo y 13 de noviembre de 2022)

 

José Luis Alonso Ponga

                                            Buenos días, nos de Dios, a los presentes.  Salud para los asistentes y para todos los de Alba, Aliste y Tierra de Tábara, y cito por orden alfabético. No puedo por menos de mostrar mi agradecimiento  a la ASOCIACIÓN PARA LA PROMOCION Y ESTUDIO DE LA CAPA ALISTANA QUE PRESIDE ANDRÉS CASTAÑO FERNÁNDEZ,  y aprovecho también para ajustar cuentas de agradecimiento con  Felix Marbán, responsable de estos mismos actos en otras convocatorias, y Ricardo Flecha, que con sus esculturas  ha logrado llamar la atención de esta indumentaria más allá de nuestras fronteras.  Debo reconocer públicamente el compromiso con estas tierras de Chani Sebastián  infatigable divulgador de las esencias culturales, patrimoniales e identitarias alistanas, y entre ellas, como es lógico de las capas pardas. 

Quisiera resaltar el acierto de la Asociación al honrar en esta jornada a los  héroes que con su vida quisieron defender nuestras  riquezas silvícolas, paisajísticas y agropecuarias , para asegurar los valores sobre los que se asientan estas comarcas.  Aunque en la entrega de los galardones lo van a hacer mejor que yo, quiero agradecer en nombre de Zamora, del Noroeste, de los hombres y mujeres de ambos lados de la raya el gesto de estos valientes. No hay amor más grande, dice el Evangelio que el que da la vida por los otros, y los antiguos romanos afirmaban que siempre es glorioso morir por la patria. Ellos son ejemplo de amor a la tierra alistana, a la de Alba, a la de Tábara.   La capa que entregaréis a los familiares  y deudos no es un sudario, es un documento donde está grabado con el cincel de la amistad y la admiración el mensaje del reconocimiento a los valores de solidaridad y altruismo innatos entre vosotros.

Eterna memoria a  Daniel Gullón Vara, Victoriano Antón Ratón,  Eugenio Ratón Blanco Ángel Martín Azcona .  Un sentido abrazo  a  Víctor Domínguez Marcos (afortunadamente superviviente) y larga y feliz vida a tu hija Jara en quien vemos una perivencia segura de nuestras aspiraciones colectivas.  

Nos convoca hoy aquí en Bermillo de Alba su asociación cultural Prendadores y el alcalde del municipio. Gracias  D. Gregorio Martín Pichel y D. Ignacio Martín Lira.  Y yo, como forastero creo que debo hacerme perdonar el atrevimiento de ocupar esta ocasional cátedra de lo  popular . Por eso siguiendo la tradición que aprendí en los textos de las logas y  representaciones dramáticas religiosas del Aliste, Alba y Tierra de Tábara inclinándome ante ustedes para recitar con reverencia aquellos versos que dicen: 

 Para hablar ante  este grupo,/

 licencia pido primero /

a  la señora justicia /

y al sacerdote del templo.

No hemos reunido aquí en esta iglesia de S. Mamés  en un acto comunal;  de la comunidad del concejo y de la parroquia, devolviendo al  templo uno de los valores que tiene desde la Edad Media, desde la repoblación de estas tierras. El templo como casa de Dios y casa de los fieles donde caben no sólo los oficios religiosos, si no  también las reuniones comunales  que se celebren con decoro y respeto.  El edifico que nos acoge  es, con sus peculiaridades y particularismos, un templo como cualquier otro de nuestra comarca. De digna factura, con esta magnífica cabecera de bóveda gótica, y la esbeltez de la torre  que  sostiene  las campanas, Imprescindibles en la vida rural tradicional como instrumentos de comunicación para los oficios religiosos y  profanos, para las procesiones y los entierros, para las hacenderas y los concejos.  En este templo, como en todos los de Aliste Alba y Tierra de Tábara se han atesorado a lo largo de los siglos, y gracias a la devoción popular, pendones y estandartes, alhajas para las imágenes de mayor devoción, mantos de bellos bordados, cálices custodias y cruces parroquiales de singular belleza  como podemos ver en la exposición Salus de Alcañices.  La iglesia que hoy nos acoge ha visto a lo largo de su historia muchas reuniones de hombres vistiendo esta prenda en actos oficiales de religiosidad popular. ¡Qué sería de la capa de chiva sin la religiosidad popular!.  Se ponía para ir al rosario, en los entierros, para cantar el Miserere, para cantar el Viacrucis, en fin para las reuniones religiosas más importantes.

 

El pueblo anfitrión, presume también de una historia grande y profunda. Y con razón. Destaca entre todos los eventos  la famosa “Concordia”, firmada en Bermillo de Alba en 1564. Se trata de  un documento por el cual se regulaba la vida cotidiana de los vecinos de la comarca. En ella se lee que El Conde  de Alba y Aliste elegía al Gobernador de la tierra, que tenía que residir en Carbajales.  A él le correspondía el nombramiento de los jurados y regidores de los pueblos de la villa, los cuales debían ser elegido previamente  por los concejos de cada uno de los pueblos, en junta habida el día uno de diciembre.  El documento concordial  reconocía al Conde el patronato de todas la iglesias. Lo que le autorizaba a proponer a los candidatos a ocupar los puestos de sacerdocio parroquial y cobrar los diezmos. Se debía preocupar de ayudar a la iglesia en sus necesidades.  Desde mi punto de vista LA Concordia  es de vital importancia para comprender como ha funcionado el poder en el mundo rural. Para saber exactamente quien o quienes controlaban el concejo, y de qué mecanismos se servían los poderosos para ello. Porque el concejo,  que se ha tomado como el ejemplo más puro de la democracia, no siempre ha sido así, o a veces no lo fue tanto. Controlado por intereses señoriales los vecinos hacían lo que podían. Y estaban seguros de que su poder era limitado. Eran tan conscientes de esto que se hizo famosa una poesía popular recogida un poco más arriba de esta zona, pero que v ale también para aquí:    

                                   Pobre, si vas a concejo,

                                   Tus palabras son en balde,

                                   El rico te contradice

                                   Y, chitón, dice el alcalde.

En las sesiones solemnes del Concejo era obligatorio el uso de la capa, como lo era en la iglesia y en las reuniones de las cofradías. Una manera expeditiva de exigir a nuestros antepasados a ir decentes y medianamente aseados. Lo dicen los documentos. Y hablando de religiosidad popular quiero recordar que  Bermillo contaba con una ermita dedicada a los mártires  Fabián y Sebastián, cuya devoción estuvo muy desarrollada en todo el Noroeste, y contaba con tres cofradías de peso  El Rosario, por influencia de los dominicos de Tábara, Las Ánimas que no faltaba en ningún pueblo, y El Santísimo, devoción universal que ha pervivido hasta nuestros días y que en estas tierras marca un hito en la religiosidad popular. .

Las jornadas de exaltación de la capa lo son de refuerzo de una prenda que parafraseando a uno de nuestros clásicos, Baltasar de Alcázar “ella a sí misma se alaba, no es menester alaballa”.  Porque  llama la atención a primera vista, y cuando mejor se la conoce más se la admira. Si nos adentramos en los pliegues del manto o nos dejamos atrapar por los geroglíficos de sus adornos  nos asomamos a un mundo insondable de matices patrimoniales en el que la materialidad sólo es soporte de la inmaterialidad que sustenta. Porque en el paño, en la manufactura, en los diseños están escritas las historias de vida de los responsables de cada uno de los pasos.

El vestido, el calzado, la indumentaria en general, la gastronomía, la arquitectura tradicional, son lo que denominaríamos elementos “altavoces” que pregonan  las maneras de ser, de una comarca, las señas de identidad que, interiorizadas por el grupo,  se pasan de padres a hijos durante generaciones. Pero es la indumentaria la que se lleva la palma en esta comunicación. Su vistosidad,  atrae incluso a los neófitos. Al ser fácil de  conservar, se atesora como una de las manifestaciones de la memoria familiar por lo que se transmite  con cariño y se convierte en el eje que vertebra al grupo y le dota de elementos visibles de diferenciación.

Dentro de las piezas de la indumentaria sobresalen las joyas de oro  y plata femeninas y los botones de la masculina, y con ellas los bordados de manteos y otras prendas femeninas  o los chalecos y camisas del masculino. Pero entre los hombres es la capa la preferida.  A las primeras de cambio el propietario te señala con afecto y emoción que la suya era de su abuelo o de su padre y por eso la tiene tanto cariño que no la empeña por nada del mundo. La capa es  un patrimonio y el patrimonio sólo lo es cuando se puede transmitir, entregar a alguien para asegurar su pervivencia.   

Creo que ha sido un acierto por parte de la Asociación, el recurrir a esta prenda para, a través de ella, recuperar en el sentido amplio y completo la memoria colectiva del pueblo, de la comarca y de la provincia. Es el elemento transmisor de mensajes de orgullo y pertenencia a un grupo y a una tierra que se jacta de la cultura de sus antepasados y que ha querido hacer partícipe de la misma a propios y extraños. Es un acierto honrar con esta prenda a personalidades que se han empeñado en engrandecer con entrega e ilusión   El Aliste, Tábara y Alba, o bien que están dispuestos a hacerlo aunque sólo sea como embajadores luciendo esta vestidura señera.

Cuando vi la imagen del Santo Padre  cargando sobre sus hombros nuestra vestimenta me pregunté ¿Su Santidad enaltece esta prenda, o humildemente está aceptando que como pontífice también se siente honrado por llevar una prenda religiosa y laboral tejida durante siglos con la urdimbre de las plegarias procesionales  los sudores de los campesinos y los fríos y turbiones que han pasado los pastores en el monte?. Si un día pudiésemos explicar al Papa  Francisco I el profundo significado de ella, seguro que se sentiría honrado de participar con tantos y tanos hermanos que la han endosado a lo largo de la historia. Orgulloso de ser uno más entre los católicos de estas tierra, lo mismo que vosotros estáis orgullosos porque el papa aceptó colocársela sobre los hombros un  mediodía en la plaza de San Pedro.    

La primer vez que oí hablar con cariño de las capas alistanas fue hace casi cuarenta años,  en Riofrío de Aliste.  Conocía las capas porque una noche de miércoles Santo en  la Semana Santa de 1972, fui a ver la procesión de la cofradía del Santísimo  Cristo del Amparo a Zamora, que dicho sea de paso me impactó de tal manera que desde entonces estoy enganchado a la Semana Santa de la capital del Duero.

            Pero,  como digo, fue en Riofrío de Aliste cuando Serafín Blanco, que según me dijo había andado de joven  con los rebaños por la Sierra de la Culebra, me  mostró la suya. La pude observar de cerca sin atreverme casia a tocarla, porque tenía miedo de profanar lo que me pareció un objeto sagrado.  Me comentó que siempre la ponía para cantar  la Loga de la Cordera. Porque los pastores, que en el campo usaban una mucho peor, no podían venir así al templo. Por respeto al lugar y a los asistentes.  La capa de chiva, las cholas ferradas, bien limpias y lustradas con grasa o tocino, el zurrón y la cayada visibilizaban a unos personajes que se pasaban la vida en el campo durmiendo en los chiviteros. Mucho más tarde, en 2012, entre en contacto directo con las capas rituales de la procesión de Bercianos de Aliste.  Y de esta manera acabé haciéndome una idea de las tres maneras de ser de la capa alistana: Agrícola pastoril, de representación social y vestidura sacral.  Las tres patas de la trébede que sostiene el equilibrio de esta maravilla joya de la indumentaria zamorana y envidia de la española que la luce con orgullo, cuando se lo permiten,   en el extranjero.

            La capa como representación  social,  se plasma en las estrofas que el carbajalino Francisco Rodríguez Pascual r3cogió en esta comarca y nos trasmite cuando habla de la “capa de respeto”.

                                   Te has hecho una capa nueva,

                                   Y me parece muy bien

                                   A los hombres se respeta

                                   Por aquello que se ve.

 

            La capa de chiva o de honras, se ha conservado en estas comarcas de Aliste, Tábara y Alba, al igual que en Tras os Montes y Tierra de Miranda  porque todas ellas forman una región cultural natural, aunque estén separadas por una frontera política nacional, que como todas las fronteras políticas tienen en cuenta los intereses de gobiernos y gobernantes lejanos, pero casi nunca las necesidades de los habitantes de ambos lados, a los que separan los mojones pero no las relaciones de vecindad o de  amistad, y  el reconocimiento de valores mutuos. Por eso las comarcas rayanas constituyen una fuente inagotable de recursos culturales,  hoy día patrimoniales, de matices variados dentro de la macro-geografía.

            El enriquecimiento semántico de un objeto es una muestra del cariño que tiene los usuarios hacia el mismo. Y en el caso de la prenda que hoy nos ocupa, no cabe la menor duda.

Con frecuencia se ha buscado el arranque de la prenda pesando que una belleza tan impresionante bien merece un origen extraordinario. Los historiadores buscaron el abolengo en la antigüedad. La capa, dicen,  es la prenda evolucionada del “sagum” con que se cubrían las tribus prerromanas, otros pensaron que era una popularización de las que usaban los monjes de Moreruela. Se buscaba siempre un origen en la cultura hegemónica.   En mi opinión nace de la necesidad del hombre de cubrirse ante las inclemencias del tiempo, y  una prenda multiuso que como recalcan los usuarios quita el frío, sirve de mullida cama, protege de la lluvia es la roza la perfección utilitarista.  Por eso el refrán pastoril de “en invierno y en verano la capa en la mano”.

            En estos momentos creo que es importante hacer todos los esfuerzos posibles para documentar la decoración que la enriquece.  Nos encontramos  en momentos de cambio tanto de la forma como  de las decoraciones por el gran desarrollo que está adquiriendo, porque además de los sastres locales, aquellos que son herederos de la tradición, también están trabajando otros de esta parte de La Raya y de la otra, es conveniente fijar con trabajos de campo el origen de cada uno de las decoraciones y crear un archivo que permita a futuros investigadores y manufactureros  hacer evolucionar las composiciones sobre criterios contrastados.  La decoración de  las esclavinas capillos y chivas es un arte popular. El nacido de unos esquemas básicos, sencillos pero bellísimos. La base de la decoración es la línea recta y la curva,  La imaginación, y sobre todo la pericia  del autor  o autora hace el resto. Crea fabulosas combinaciones, intrincadas decoraciones por el sistema de sobrepuesto. Paño sobre paño, negro sobre marrón o marrón sobre negro. Así se componen los bellísimos lienzos de estas obras de arte. Destacan las rosáceas, las decoraciones de círculos que llevan inscritos elementos floreados.  Abundan los ajedrezados, y sobre todo las composiciones de meandros y líneas.  En ocasiones son reproducciones esquemáticas de dibujos más antiguos y complejos.  Desde una perspectiva antropológica es muy interesante, también conocer el significado que se les atribuyen en este momento, los discursos que se están creando en una nueva resemantización.  

            La apreciación por parte de los nativos de esta prenda queda reflejada en el empaque que tiene y el respeto y la elegancia que se suponía a los que la utilizaban:     Como relumbra el sol

                                          Al pasar por el cristal,

                                          Así relumbran las capas

                                         De la gente del lugar.

                                         

            Los significados, varios y variados de la capa, están en que se utiliza en la alegría y en la tristeza. En la alegría luciendo los adornos ante todos y en el luto colocado el espejuelo doblado hacia adentro de manera que no se viese la riqueza del bordado. Un código semántico compartido por todos los que formaban parte de la comunidad. Señal de respeto a la memoria de los difuntos para el portador, y aviso a todos de que la persona estaba de luto.

            Afortunadamente cada vez son más los pueblos en los que se recuperan, no sólo las capas, sino los contextos de uso. Porque no es lo mismo tener la indumentaria para un desfile que tenerla en un contexto. Para mí es una satisfacción ver cómo cada vez son más los pueblos que acompañan sus ritos semanasanteros con esta prenda. Las procesiones, viacrucis y Misereres que obligan a los presentes a sacar los recuerdos de sus antepasados. Y aquí, y permítanme que proclame lo que es de justicia, no podemos olvidarnos de Bercianos de Aliste y su Semana Santa que como el gran fenómeno de la religiosidad popular de larga duración ha servido de mudo testigo , de venero perpetuo,  de referencia histórica y tradicional para la conservación y recuperación de esta prenda en el noroeste ibérico.

            Hoy como seña de identidad ha traspasado la frontera de la tradición y habla nuevos lenguajes. Es una prenda de hombres y mujeres, y que sirve también para inculturar a los niños y a las niñas. Las reuniones transfronterizas de exaltación, las procesiones semanasanteras a las que asisten personas de diversos lugares y comarcas de España y Portugal muestran la fuerza de esta prenda, aunque a veces da la impresión de que en estas puestas en escena cabe todo. Y sin ánimo de ser purista, esto en principio no es  ni bueno ni malo, pero si queremos preservar la tradición debemos cuidar también su evolución porque de lo contrario podemos dañar las raíces de la misma, y un árbol con la raíces dañadas o muere o languidece durante mucho tiempo.

            Larga vida a nuestras tradiciones. Gracias a todos los presentes por el interés que mostráis en la conservación mantenimiento y promoción de nuestro patrimonio. Gracias.