SAN JUAN DEL REBOLLAR
Artículo publicado en el periódico Renacimiento nº 5 de marzo de 1992
Si los vecinos de S. Juan pusieron nueva campana, por iniciativa del grupo de jóvenes de 8ª, 1º de BUP y sin escolarizar, en su iglesia, y escucha los domingos con atención para familiarizarse con el nuevo dang, dang que les acompañará ya durante largo, larguísimo tiempo...
Fue a finales del mes pasado,
cuando los hombres y mujeres de este pueblo subieron en la tarde a la plaza de
la Iglesia para ayudar en el cambio de la campana. A la caída del sol se oyó
por primera vez su voz.
Allí, Renacimiento hizo su
primera toma de contacto con los vecinos. He aquí lo que aprendimos:
Tiene el pueblo unos 300
habitantes, de los cuales 60 son niños hasta 14 años, lo que hace de S. Juan el
pueblo con mayor porcentaje de población infantil de toda la provincia de
Zamora. Hay 70 pensionistas y 25 matrimonios jóvenes.
Pertenece administrativamente al
Ayuntamiento de S. Vitero .
El río atraviesa el pueblecito y
lo divide en dos partes. Varias veces ocurrió que la crecida dejó incomunicadas
ambas partes. La última que recuerdan la sitúan en el día de La Inmaculada, hace
13 años, que les obligó a celebrar por separado con gran disgusto por los que
quedaron incomunicados de su Iglesia. Hoy recuerdan con añoranza aquellas
crecidas...
La parte más alta del pueblo es
también la más antigua, allí está situada la Iglesia de S. Juan Bautista,
parroquia del pueblo. Quizás esta parte alta fuera edificada sobre un castro,
pero nada nos lo indica ahora.
La ladera está adornada de
pequeños huertos, cuadras, cercado, casitas, arboledas de
negrillos, parras por todas partes aunque en esta época del año no están brotadas.
El rio lo atraviesan puentecillos
ya viejos pero que le dan un aspecto de “nacimiento” delicioso.
En S. Juan, apenas quedan piedras
que hablen de su historia, aunque, hay una piedra a modo de “falo”, que, según
los mayores, hasta que se en cementó la calle, se encontraba colocada enhiesta,
junto al crucero en la Plaza Norte de la Iglesia.
Nos cuentan que hay una casa, que ellos llaman “La casa de los Moros”, en ella vivió un Virrey. De esta casa, dicen, salía el Camino Morisco. El escudo que tenía su fachada, se vendió no hace mucho tiempo. Era de piedra de cantería y tenía tres cabezas de moro enormes a los lados junto con las armas de los Mezquitas. (Ya habrán Vds. Observado, que Mezquita es el apellido más común en este pueblo y, creen, que de este Virrey les viene).
Entre sus leyendas, narran una
que nos cautiva y que... ¿quién sabe...? es así:
“Hace mucho, muchísimo tiempo,
unos pastores de S. Juan salieron, como acostumbraban, a apacentar sus ganados
por la zona donde ahora está enclavada la Villa de Alcañices, porque allí
encontraban buenos pastos. Los rebaños fueron aquejados de una extraña peste y
el pueblo de S. Juan prohibió a sus pastores volver a casa hasta que su ganado
sanara obligándoles a cercar la zona donde pacían las ovejas para que ninguna
pudiera escapar, lo que hicieron los pastores con cañizas. Tardó la peste en
desaparecer tanto tiempo que construyeron ellos chozas y cabañas trayendo a sus
familias al lugar que, a partir de entonces, se llamó Alcañices, por el cerco.”
En el casco mismo del pueblo
existían varias ermitas que ya están destruidas o convertido sus restos en
pajar. Nombran la de Los Mártires, la de S. Juan Evangelista, la de S. Juan
Bautista, de la que solo queda la cabecera y el arco triunfal de estilo románico
tardío, y, al lado de ésta, se edificó la nave de la actual parroquia que, por
su arquitectura, es típica construcción religiosa alistana del siglo XVII. Toda
ella restaurada recientemente bajo la dirección de su actual Párroco D.
Bernardo Medina, el cual encargó los trabajos de carpintería a carpinteros del
mismo pueblo y toda la obra en general se efectuó a costa del Obispado y de los
vecinos de S. Juan. Aún no está completamente terminada la restauración, pues
tienen en proyecto un atrio de entrada para el que han adquirido las piedras y
columnas que pertenecían al soportal de la calle Braganza de la casa de Manuel
Dacosta de Alcañices.
Conserva una talla de madera de
S. Pedro sentado, del siglo XVI-XVII, un crucificado con su retablo del XVII y
un precioso cáliz renacentista de primorosa labor romana, siglo XVI.
FESTEJOS
Su fiesta patronal la celebran el
día 24 de junio, conocida en todo Aliste y a la que acuden gran cantidad de
jóvenes.
El 6 de mayo es la “bendición de
panes”, antaño con romería a la Peña El Santo.
Celebran en enero San Antón, con famosa subasta a la puerta de la Iglesia y lo mismo el día de los “Mártires”.
El Martes de Carnaval, o día de
Antruejo, apenas se celebra hoy pero siguen haciendo “Las torrejas”. Nos cuenta
el Sr. Santos que antes él junto con Fermín, Eustasio y otros más hacían las
torrejas para todos en La Casa El Moro y el baile, a la puerta de Lugérico, era
muy bonito.
Antes celebraban el Rosario, se
vestían con manteos, que ellas mismas hacían. Sembraban lino y luego lo hilaban
en los hilandares. Las blusas de los trajes las bordaban ellas.
Las bodas se celebraban durante
dos días, se hacían confituras en casa y rosca de las que daban a las mujeres
un pedazo y a los hombres la rosca entera. Mataban cuantos corderos fueran
necesarios y se invitaba al pueblo entero.
Otra curiosa costumbre de S. Juan de antaño era la que practicaba la “Cofradía de ánimas” que existía entonces muy arraigada: Esta Cofradía era administrada por el párroco del momento. Se reunían los cofrades en la Casa de Animas para organizar la preparación de los viñedos que poseían en Trabazos. El día de Animas se hacían cuentas y al final se rezaba se bebía del vino cosechado con gran fiesta. Los domingos a la salida de misa se vendían rebanadas de pan y lo recaudado quedaba para la Cofradía.
Se abastecen del agua que les
viene por su propio peso de la fuente de Safino.
Sus calles, aunque no todas,
están en buenas condiciones. La iluminación abarca todo el pueblo.
Aunque aún carecen de consultorio médico, por lo que se sienten descontentos, según nos comunican con el ayuntamiento de San Vitero al que pertenecen, un grupo nos apura para que reseñemos lo contentos que están con su médico D. Amado.
Existe actualmente dos
carpinterías, un taller mecánico, una jamonería, cristalería,
calderero, etc... Hasta un cestero queda en S. Juan. Es S, Juan un pueblo vivo y en crecimiento. Pueden verse varias obras nuevas.
El carácter de su gente parece
apacible y optimista. Son, como en todo Aliste, agricultores y ganaderos,
aunque de pequeños rebaños. Los jóvenes se dedican en gran parte a la
construcción.
Los vecinos parecen estar
satisfechos de la vida que el pueblo ofrece.
Nuestra gratitud a todos los
vecinos de S. Juan por su colaboración con Renacimiento y en especial a José
Mezquita, Santos, Daniel Vara Garrido, Pura, Esperanza Santiago, y a todos los
que acogieron nuestras preguntas con interés y ayudaron a este pequeño
reportaje del pueblo.
Renacimiento
Desde la publicación de este artículo en al año 1992, muchas
cosas han cambiado como era de esperar.
Artículo publicado en el periódico Renacimiento nº 5 de marzo de 1992
Si los vecinos de S. Juan pusieron nueva campana, por iniciativa del grupo de jóvenes de 8ª, 1º de BUP y sin escolarizar, en su iglesia, y escucha los domingos con atención para familiarizarse con el nuevo dang, dang que les acompañará ya durante largo, larguísimo tiempo...
negrillos, parras por todas partes aunque en esta época del año no están brotadas.
Nos cuentan que hay una casa, que ellos llaman “La casa de los Moros”, en ella vivió un Virrey. De esta casa, dicen, salía el Camino Morisco. El escudo que tenía su fachada, se vendió no hace mucho tiempo. Era de piedra de cantería y tenía tres cabezas de moro enormes a los lados junto con las armas de los Mezquitas. (Ya habrán Vds. Observado, que Mezquita es el apellido más común en este pueblo y, creen, que de este Virrey les viene).
Celebran en enero San Antón, con famosa subasta a la puerta de la Iglesia y lo mismo el día de los “Mártires”.
Otra curiosa costumbre de S. Juan de antaño era la que practicaba la “Cofradía de ánimas” que existía entonces muy arraigada: Esta Cofradía era administrada por el párroco del momento. Se reunían los cofrades en la Casa de Animas para organizar la preparación de los viñedos que poseían en Trabazos. El día de Animas se hacían cuentas y al final se rezaba se bebía del vino cosechado con gran fiesta. Los domingos a la salida de misa se vendían rebanadas de pan y lo recaudado quedaba para la Cofradía.
Aunque aún carecen de consultorio médico, por lo que se sienten descontentos, según nos comunican con el ayuntamiento de San Vitero al que pertenecen, un grupo nos apura para que reseñemos lo contentos que están con su médico D. Amado.
calderero, etc... Hasta un cestero queda en S. Juan. Es S, Juan un pueblo vivo y en crecimiento. Pueden verse varias obras nuevas.