viernes, 8 de marzo de 2019

La Iglesia Conventual de Alcañices.




Nuestro respetable amigo don Arturo Pérez Marrón, cuenta galantemente la historia de la iglesia de Alcañices que días pasados fue pasto de las llamas.
Vean nuestros lectores, lo que dice el historiador, del antiguo templo, hoy convertido en desconsoladoras ruinas.



     ¡¡Escucha viajero!! Contempla ese montón de polvo que yace en la soledad, entre los paredones de granito que un trágico suceso pusieron en las ruinas. ¿Quieres saber su historia? Perteneciendo el antiguo Señorío de la villa de Alcañices existía una casa Convento de virtuosos Franciscanos que titulaban Santa María la Antigua, cerca del Cañizo o de El Poyo (que para el caso es lo mismo), donde una Virgen de rostro sereno y apacible a quien decían Nuestra Señora de la Salud ere venerada con amorosa devoción por los sencillos y rústicos lugareños.

     Fue librada la imagen de las iras de los hijos del Profeta y encontrada después en las inmediaciones de El Poyo en el otero de un montículo de granito situado en la ribera de Campazas entre los términos de Rivas y Tola, lugar palúdico que obligó a los religiosos a trasladar su residencia a la villa de Alcañices, situándose en el arrabal.

     Era Señor de horca y cuchillo por aquella época don Francisco Enriquez de Almansa, hijo de don Juan Enriquez y nieto del primer Conde de Alba de Aliste que casó en la ciudad de Toro con doña Isabel de Ulloa, hija esta de don Rodrigo Contador Mayor de Castilla a quien otorgó Felipe II en los primeros años de su reinado el título de Marqués de Alcañices.

     Por sabido se tiene que eran hijos del Marqués, don Diego Enriquez de Almansa, Obispo de Coria y Visitador general de la Universidad de Salamanca en el año de 1550, y D. Martín Virrey de Nueva España que fundó la villa de Zamora, siendo después Virrey del Perú.

     Pidiendo los frailes, por amor de Dios, para edificar un templo en los arrabales de la villa de Alcañices, interesaron en le empresa al señor don Francisco, el cual movido por su ferviente religiosidad, construyó a sus expensas el Templo y la casa Convento haciendo que comenzaran las obras en 1542 las que hubieron de terminarse años más tarde.

     Era  el Templo severo, haciendo su edificación la figura de cruz latina midiendo 35 metros de longitud por 9 de crucero, con tres naves de 15 metros de altura y embovedadas de piedra, en las que sostienen cuatro gigantescas columnas de soberbia construcción. 

     El único ingreso de este Templo para los fieles, prescindiendo del interior que se tenía para el servicio de la comunidad estaba al Sur y sobre él se levantaba una esbelta espadaña de 28 metros de altura, teniendo en el centro de la fachada en piedra labrada, el escudo de la orden Franciscana, debajo del que había un nicho en el que son su pedestal, descansaba San Francisco de Asís tallada en piedra.

     En el Templo y en el muro del presbiterio al lado del Evangelio, existía un hueco en forma de gran ventana a 2 metros de altura del piso, de forma artística y en el borde anterior, de piedra labrada que sirvió de techumbre, los ojos encontraban una inscripción que decía:

          “Aquí yacen los Marqueses de Alcañices patronos y fundadores de este Convento”.

     Las paredes del cuerpo del edificio tenían un espesor de un metro 70 centímetros.

     Por los años 1715 un incendio destruyó parte de la Iglesia y en su reparación no se terminó parte de la bóveda de la entrada o base del crucero, hasta antes de su última reedificación.

     Pio IV concedió a favor de esta Iglesia y Convento una bula que publicó el Padre Castro en la que se decía lo siguiente: “Deseando pues, que la Iglesia del Santo Monasterio de San Francisco del pueblo de Alcañices perteneciente a la Vicaría de Aliste de los llamados frailes menores de la observancia de la provincia religiosa de Santiago de Compostela (o Diócesis Nutilus) en cuya Iglesia hay algunas reliquias de Santo de Dios traídas de Alemania a dicha Iglesia por Nuestro Venerable Hermano Diego Enriquez de Almansa, Obispo de Coria.

     También existe en dicha Iglesia el sepulcro del dicho Franciscano Enriquez de Almansa, Marqués de Alcañices y otros Márquese de Alcañices y de los que en otro tiempo existiera construido por el mismo, y en el cual desea ser inhumanado el citado Obispo Diego etc., etc. Concede el Santo Pontífice muchas indulgencias a los fieles que en determinados días visitaren la Iglesia”.

     En 1833 con motivo de la exclaustración, el Estado se incautó tanto del Convento como del Templo, trasladándose los religiosos a Santiago de Compostela, donde fue a parar a buen seguro, el archivo y documentos de la Comunidad. La Iglesia poco después fue cedida para el Culto, utilizándose la casa convento para prisión y cárcel de partido como hasta hoy venía siendo. Era de notar entonces que faltaban a esta iglesia el Altar Mayor, pues el que tenía lo constituía solamente el Camarín de la Virgen y dos imágenes colocadas en dos salientes de las paredes San Antonio y San Francisco, por esto y encontrándose el notable artista Rivadeneira en la villa en 1850, con él se contrató sustituyera aquella falta con su arte y habilidad pintando el presbiterio el fresco con paisajes bíblicos que ejecutó con admirable perfección, conservándose más de 50 años.

     Los daños causados por el incendio de 1715 agrietaron la torre y portada desde su base, desviando el muro y amenazando ruina.

     Ya en nuestros días en 1903, el Alcalde don Ángel España se vio precisado a clausurar el Templo por constituir grave peligro para los fieles que a él concurriesen, cuya medida causó grandísima pena en el vecindario así como en Aliste, Carballeda, Tierra de Alba. Tábara y Portugal, donde se profesaba grandísima devoción a la Virgen de la Salud.

     En el año 1905 falleció en Madrid el docto Catedrático del Instituto de San Isidro, ilustre hijo de la villa y ferviente devoto de la Virgen don Francisco Fraile Rodríguez, disponiendo en última voluntad que sean sus albaceas testamentarios sus sobrinos don Francisco Losada Fraile y don Manuel Corcobado Losada, y que estos, del capital que aquel dejaba, dispusieran de lo necesario para reedificar y restaurar el Templo de San Francisco de su querido pueblo, y estos cumpliendo con exceso y gran generosidad la voluntad de su ilustre pariente, no omitieron medio de ningún género, empezando las obras en abril del años 1906 y terminando en julio de 1908, siendo bajo la dirección del arquitecto diocesano señor Varga, ejecutadas por el mecánico y maestro de obras de la villa de Alcañices don Rafael García, y se edificaron desde su basa, la fachada, torre, parte de la bóveda se reparó en toda su extensión, así como muros y techumbre, decorado, restauración de altares, se entarimó la Iglesia se sustituyó la imagen de San Francisco de la fachada, por otra tallada en mármol por artista portugués, se adquirió el grandísimo retablo que procedente de la Comunidad de religiosos de San Pablo de la ciudad de Zamora, adquirido mediante gestiones practicadas con la Comunidad, Obispo y Delegado de Hacienda y por quien firma estas líneas, y hubo al fin de colocarse en la indicada Iglesia previa su restauración hecha por el pintor señor Fuente.   

     El importe de todas estas obras ascendió a más de 100.000 peseta.

     Así reedificada esta Iglesia debía considerarse como un de las primeras de la Diócesis por su capacidad sólida, y bonita construcción, aun cuando de sencilla arquitectura.

     La imagen de Nuestra Señora de la Salud, era de talla de madera, de tamaños aproximadamente de un metro, con su hijo en brazos, y en opinión de los inteligentes en escultura del siglo XI.

     Su fiesta principal era el2 de julo, día en que la Iglesia celebraba la Visitación de la Virgen. La víspera grandes hogueras ¡iluminarias! quemando bonitos fuego artificiales, anunciaba la gran festividad a los pueblos de la comarcanos; al siguiente después de una solemne función religiosa en la que era la concurrencia de fieles que el grandioso Templo resultaba insuficiente, era sacada la imagen en procesión en su carro triunfal profundamente engalanado, recorriendo la Plaza de Pérez Marrón, parte de la calle Labradores, calle del Hospital, Plaza Mayor y por la calle de San Francisco regresando a la Iglesia; asistían a ella gran número de devotos ofrecidos, con hábitos de penitentes.

     Era de notar que en ese día algunos pueblos de Aliste mandaban sus mozos agiles y fornidos, que con vistosos trajes organizaban danzas a los acordes de la gaita del país.

     Independientemente de la grandísima devoción que se tenía, el Conto de Ntra. Sra. de la Salud, prestaba mucha utilidad a la devoción de los vecinos de Alcañices y pueblos agregados, porque siendo muy pequeña la Iglesia parroquial, celebrabánse toda las grandes solemnidades religiosas que llamaban gran concurrencia de fieles en el templo que guardaban los restos de cristiano, bondadoso y gran señor primer Marqués de Alcañices, y de su esposa.

     El 16 del pasado mes, un incendio alumbró la villa, Los aterrados vecinos gritaban llenos de dolor, regando el suelo con sus lágrimas. La Imagen de la Virgen de sus amores fue pasto del fuego. La pena acobardó los espíritus. La tragedia se sucedió y la desgracia vino hacia la villa querida, con su manto de llamas tristemente terribles y sacrílegas.

     De página histórica tan notable hoy no queda más que…….unas ruinas.

Arturo Pérez Marrón
Zamora 3 de septiembre de 1917



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