Nuestro respetable
amigo don Arturo Pérez Marrón, cuenta galantemente la historia de la iglesia de
Alcañices que días pasados fue pasto de las llamas.
Vean nuestros
lectores, lo que dice el historiador, del antiguo templo, hoy convertido en
desconsoladoras ruinas.
¡¡Escucha viajero!! Contempla ese montón de polvo que yace
en la soledad, entre los paredones de granito que un trágico suceso pusieron en
las ruinas. ¿Quieres saber su historia? Perteneciendo el antiguo Señorío de la
villa de Alcañices existía una casa Convento de virtuosos Franciscanos que
titulaban Santa María la Antigua, cerca del Cañizo o de El Poyo (que para el
caso es lo mismo), donde una Virgen de rostro sereno y apacible a quien decían Nuestra
Señora de la Salud ere venerada con amorosa devoción por los sencillos y
rústicos lugareños.
Fue librada la imagen de las iras de los hijos del Profeta y
encontrada después en las inmediaciones de El Poyo en el otero de un montículo de
granito situado en la ribera de Campazas entre los términos de Rivas y Tola,
lugar palúdico que obligó a los religiosos a trasladar su residencia a la villa
de Alcañices, situándose en el arrabal.
Era Señor de horca y cuchillo por aquella época don
Francisco Enriquez de Almansa, hijo de don Juan Enriquez y nieto del primer
Conde de Alba de Aliste que casó en la ciudad de Toro con doña Isabel de Ulloa,
hija esta de don Rodrigo Contador Mayor de Castilla a quien otorgó Felipe II en
los primeros años de su reinado el título de Marqués de Alcañices.
Por sabido se tiene que eran hijos del Marqués, don Diego
Enriquez de Almansa, Obispo de Coria y Visitador general de la Universidad de
Salamanca en el año de 1550, y D. Martín Virrey de Nueva España que fundó la villa
de Zamora, siendo después Virrey del Perú.
Pidiendo los frailes, por amor de Dios, para edificar un
templo en los arrabales de la villa de Alcañices, interesaron en le empresa al
señor don Francisco, el cual movido por su ferviente religiosidad, construyó a
sus expensas el Templo y la casa Convento haciendo que comenzaran las obras en
1542 las que hubieron de terminarse años más tarde.
Era el Templo severo,
haciendo su edificación la figura de cruz latina midiendo 35 metros de longitud
por 9 de crucero, con tres naves de 15 metros de altura y embovedadas de
piedra, en las que sostienen cuatro gigantescas columnas de soberbia
construcción.
El único ingreso de este Templo para los fieles,
prescindiendo del interior que se tenía para el servicio de la comunidad estaba
al Sur y sobre él se levantaba una esbelta espadaña de 28 metros de altura, teniendo
en el centro de la fachada en piedra labrada, el escudo de la orden
Franciscana, debajo del que había un nicho en el que son su pedestal,
descansaba San Francisco de Asís tallada en piedra.
En el Templo y en el muro del presbiterio al lado del Evangelio,
existía un hueco en forma de gran ventana a 2 metros de altura del piso, de
forma artística y en el borde anterior, de piedra labrada que sirvió de
techumbre, los ojos encontraban una inscripción que decía:
“Aquí yacen los Marqueses de Alcañices patronos y fundadores
de este Convento”.
Las paredes del cuerpo del edificio tenían un espesor de un
metro 70 centímetros.
Por los años 1715 un incendio destruyó parte de la Iglesia y
en su reparación no se terminó parte de la bóveda de la entrada o base del
crucero, hasta antes de su última reedificación.
Pio IV concedió a favor de esta Iglesia y Convento una bula
que publicó el Padre Castro en la que se decía lo siguiente: “Deseando pues,
que la Iglesia del Santo Monasterio de San Francisco del pueblo de Alcañices
perteneciente a la Vicaría de Aliste de los llamados frailes menores de la
observancia de la provincia religiosa de Santiago de Compostela (o Diócesis
Nutilus) en cuya Iglesia hay algunas reliquias de Santo de Dios traídas de
Alemania a dicha Iglesia por Nuestro Venerable Hermano Diego Enriquez de
Almansa, Obispo de Coria.
También existe en dicha Iglesia el sepulcro del dicho
Franciscano Enriquez de Almansa, Marqués de Alcañices y otros Márquese de
Alcañices y de los que en otro tiempo existiera construido por el mismo, y en
el cual desea ser inhumanado el citado Obispo Diego etc., etc. Concede el Santo
Pontífice muchas indulgencias a los fieles que en determinados días visitaren
la Iglesia”.
En 1833 con motivo de la exclaustración, el Estado se incautó
tanto del Convento como del Templo, trasladándose los religiosos a Santiago de
Compostela, donde fue a parar a buen seguro, el archivo y documentos de la
Comunidad. La Iglesia poco después fue cedida para el Culto, utilizándose la
casa convento para prisión y cárcel de partido como hasta hoy venía siendo. Era
de notar entonces que faltaban a esta iglesia el Altar Mayor, pues el que tenía
lo constituía solamente el Camarín de la Virgen y dos imágenes colocadas en dos
salientes de las paredes San Antonio y San Francisco, por esto y encontrándose el
notable artista Rivadeneira en la villa en 1850, con él se contrató sustituyera
aquella falta con su arte y habilidad pintando el presbiterio el fresco con
paisajes bíblicos que ejecutó con admirable perfección, conservándose más de 50
años.
Los daños causados por el incendio de 1715 agrietaron la
torre y portada desde su base, desviando el muro y amenazando ruina.
Ya en nuestros días en 1903, el Alcalde don Ángel España se vio
precisado a clausurar el Templo por constituir grave peligro para los fieles
que a él concurriesen, cuya medida causó grandísima pena en el vecindario así
como en Aliste, Carballeda, Tierra de Alba. Tábara y Portugal, donde se
profesaba grandísima devoción a la Virgen de la Salud.
En el año 1905 falleció en Madrid el docto Catedrático del
Instituto de San Isidro, ilustre hijo de la villa y ferviente devoto de la
Virgen don Francisco Fraile Rodríguez, disponiendo en última voluntad que sean
sus albaceas testamentarios sus sobrinos don Francisco Losada Fraile y don
Manuel Corcobado Losada, y que estos, del capital que aquel dejaba, dispusieran
de lo necesario para reedificar y restaurar el Templo de San Francisco de su
querido pueblo, y estos cumpliendo con exceso y gran generosidad la voluntad de
su ilustre pariente, no omitieron medio de ningún género, empezando las obras
en abril del años 1906 y terminando en julio de 1908, siendo bajo la dirección del
arquitecto diocesano señor Varga, ejecutadas por el mecánico y maestro de obras
de la villa de Alcañices don Rafael García, y se edificaron desde su basa, la
fachada, torre, parte de la bóveda se reparó en toda su extensión, así como
muros y techumbre, decorado, restauración de altares, se entarimó la Iglesia se
sustituyó la imagen de San Francisco de la fachada, por otra tallada en mármol
por artista portugués, se adquirió el grandísimo retablo que procedente de la
Comunidad de religiosos de San Pablo de la ciudad de Zamora, adquirido mediante
gestiones practicadas con la Comunidad, Obispo y Delegado de Hacienda y por
quien firma estas líneas, y hubo al fin de colocarse en la indicada Iglesia
previa su restauración hecha por el pintor señor Fuente.
El importe de todas estas obras ascendió a más de 100.000
peseta.
Así reedificada esta Iglesia debía considerarse como un de
las primeras de la Diócesis por su capacidad sólida, y bonita construcción, aun
cuando de sencilla arquitectura.
La imagen de Nuestra Señora de la Salud, era de talla de
madera, de tamaños aproximadamente de un metro, con su hijo en brazos, y en
opinión de los inteligentes en escultura del siglo XI.
Su fiesta principal era el2 de julo, día en que la Iglesia
celebraba la Visitación de la Virgen. La víspera grandes hogueras ¡iluminarias!
quemando bonitos fuego artificiales, anunciaba la gran festividad a los pueblos
de la comarcanos; al siguiente después de una solemne función religiosa en la
que era la concurrencia de fieles que el grandioso Templo resultaba
insuficiente, era sacada la imagen en procesión en su carro triunfal
profundamente engalanado, recorriendo la Plaza de Pérez Marrón, parte de la
calle Labradores, calle del Hospital, Plaza Mayor y por la calle de San
Francisco regresando a la Iglesia; asistían a ella gran número de devotos
ofrecidos, con hábitos de penitentes.
Era de notar que en ese día algunos pueblos de Aliste
mandaban sus mozos agiles y fornidos, que con vistosos trajes organizaban
danzas a los acordes de la gaita del país.
Independientemente de la grandísima devoción que se tenía,
el Conto de Ntra. Sra. de la Salud, prestaba mucha utilidad a la devoción de
los vecinos de Alcañices y pueblos agregados, porque siendo muy pequeña la
Iglesia parroquial, celebrabánse toda las grandes solemnidades religiosas que
llamaban gran concurrencia de fieles en el templo que guardaban los restos de
cristiano, bondadoso y gran señor primer Marqués de Alcañices, y de su esposa.
El 16 del pasado mes, un incendio alumbró la villa, Los
aterrados vecinos gritaban llenos de dolor, regando el suelo con sus lágrimas.
La Imagen de la Virgen de sus amores fue pasto del fuego. La pena acobardó los espíritus.
La tragedia se sucedió y la desgracia vino hacia la villa querida, con su manto
de llamas tristemente terribles y sacrílegas.
De página histórica tan notable hoy no queda más que…….unas
ruinas.
Arturo Pérez Marrón
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