La fortaleza de Alcañices a través de los planos
La localidad fue una auténtica fortaleza entre el siglo XII y el XVI, las murallas comenzaron a desmocharse en 1845 para construir casas.
Alcañices ha sido siempre la capital fronteriza por
excelencia de Zamora. Más cercana a la frontera que Puebla y Bermillo, en su
punto más próximo está a menos de cinco kilómetros de Portugal y se encuentra
en el camino natural hacia Braganza. No en vano la capital alistana fue básicamente
una fortaleza entre 1175 y 1541, cuando se empezó a poblar el arrabal con la construcción
del convento franciscano, si bien tuvo un activo uso militar hasta 1817. Desde
ella se defendió triplemente la línea fronteriza: la de León para frenar el
regreso islámico (siglos XIlI-XIV), la de Castilla y León para fijar la
frontera con Portugal (siglos XIV-XV) y la de España con Portugal (siglos
XVI-XIX). En 1845 las murallas empezaron a desmocharse para utilizar su piedra
en la construcción de las nuevas casas del citado arrabal, que creció al demolerse
en aquel mismo año el antiguo Hospital de San Nicolás, del que quedaron restos
hasta 1968.
Un documento inédito para comprender la organización
de la fortaleza lo constituye el dibujo idealizado que los funcionarios reales
levantaron hacia 1750, incluido en las respuestas al Catastro del Marqués de la
Ensenada (1750-1754) que se conservan en el Archivo Histórico Provincial de
Zamora. En el plano, pese a lo simbólico, se aprecian Cuatro elementos: la
presencia completa de las murallas, las casas que hoy configuran el barrio
Dentro la Villa, la parroquia (reedificada cien años antes) y la torre del
homenaje, que aún subsistía. Su probable ubicación era el cuerpo central del
gran edificio que preside la parte superior de la plaza Ferreras, lamentablemente
demolido en los años 80; que aún conserva algunas piedras de cantería con marcas.
El espacio, por los indicios, configuraba la plaza de Armas. A su frente se
encontraba un alcaide.
El siguiente plano de la villa es el que se conserva
en la Fundación Casa Ducal de Alburquerque, en Cuellar (Segovia), como
depositaria del Archivo Histérico de la Casa Marquesal de Alcañices. Se trata
de un documento único (ACDA 66, Leg 13, n° 42), ya conocido, que cabe situar en
la segunda mitad del siglo XVIII, probablemente hacia 1775. Es casi idéntico a
otro plano inédito, que ahora ve la luz pública por primera vez, conservado en
Madrid (Ministerio de Cultura y Deporte, Archivo Histórico Nacional, Consejos,
MPD.1 140). Es un plano de 1824, aún más detallado que el anterior, levantado
con motivo del pleito entre el marqués de Alcañices, que hasta 1820 unía a su título
el de alcaide del castillo-fortaleza de Alcañices, y los síndicos procuradores
de la villa por la recaudación de impuestos. Aún estaba reciente el que en 1815
había mantenido el marqués con el notario local Manuel Antonio Fraile por
retener la Real Cédula que le impedía tomar posesión del citado cargo militar, también
conservado en el AHN (Consejos,32174, Exp.17).
El análisis de ambos documentos resulta muy significativo,
máxime si realzamos la analogía con otras fortificaciones coetáneas. La
fortaleza de Alcañices se levantó sobre un montículo delimitado entre la calzada
real y la rivera de Bozas. Contaba con dos torreones y siete cubos, de los que
en 1824 se mantenían cuatro cubos, que son los que aún existen (del Reloj, del Tío
Cañona, de la Villa y del Trincherón), destacando entre ellos la Torre; curiosamente
los torreones daban sobre la parte más escarpada, la de poniente. En su día
tuvo hasta tres puertas, de que las qué en 1824 sólo persistían dos, levante
(principal) y poniente, que son las que han llegado hasta nosotros. Más
interesante resulta aún su análisis urbanístico. El monasterio templario había
dado lugar al palacio marquesal (hoy residencias), junto a los cuales la
primitiva capilla daría lugar a una iglesia que hoy en día es la parroquia,
orientada de poniente a levante. Frente a ella, la plaza de la iglesia contenía
dos grandes cuarteles que debían servir para albergar a la tropa. Al final de
la plaza una casona esquinada debía servir para la comandancia militar. Detrás de
cada cuartel se debían situar, hacia el rio, la parte de servicios (cuadras,
herreros, etc.), con dos prados para caballos, mientras que hacia la entrada
principal quedaba la torre del homenaje. Y frente a ella, en la actual plaza
Ferreras, la plaza de Armas. Descendiendo hacia la puerta principal, una hilera
de casas sobre la muralla destinada a trabajadores, primero de la fortaleza y
luego del palacio, aun existentes. Cinco parcelas de cultivo, en la parte de atrás,
abastecían la fortaleza, que son los actuales terrenos no edificados. En el
momento de levantar los planos las murallas aún se conservaban, si bien el foso
se había convertido en un lugar de escombros, sobre los que en la actualidad se
levantan las casa que envuelven lo que hoy queda de muralla, como en su día Zamora.
La fortaleza fue donada a los Templarios por Alfonso
1X de León en 1211, quienes construyeron una primera iglesia; en 1255 Alfonso X
el Sabio le concedió la recaudación de impuestos en la comarca, fecha que puede
considerarse el inicio de la capitalidad comarcal de Aliste. Más tarde, en
1371, Enrique II de Castilla concedió el enclave a los Almansa (después Enríquez
de Almansa) por su apoyo en la guerra contra su hermano Pedro I por el trono, señorío
que en 1541 se transformaría en marquesado. A10 largo de su historia acogería
dos capítulos provinciales de los Templarios (1210 y 1369) y la firma de un
acuerdo de Estado (el tratado de Alcañices, en 1297, entre España y Portugal).
Resultan igualmente interesantes el plano catastral de
1928 y la Vista área de 1972, realizados ambos por Hacienda con fines fiscales.
El primero de ello lo conforman los catastrones que se conservan en el Archivo Histórico
Provincial de Zamora, especialmente los que analizan el polígono 14, donde el casco
urbano linda con el Camino de Tola y los parajes de Cortinona y la Nogal, así como
el polígono 19 (la fábrica de harinas) y el 21-22. El segundo muestra el canto
de cisne del Alcañices tradicional, inmediatamente después de la mecanización
del campo que hizo descender la población de los 1.709 (1950) a los 1.413
(1970), cuando la arquitectura tradicional dominaba el tejido urbano. De aquella
época fueron la demolición del hospital y el pósito.
La consulta de los fondos sobre la fortaleza y encomienda
templaría de Alcañices existentes en diversos archivos de España, así como los
militares del Archivo General del Ejército y los de la desamortización en el Archivo
de Diputación de Zamora, nos tienen que dar todavía algunos detalles adicionales
sobre la antigua fortaleza de Alcañices, único pueblo de Aliste con pasado fortificado.
Pero la capital alistana tiene en su conjunto histórico, declarado Bien de
Interés Cultural en 2008, un elemento central de su patrimonio. Ponerlo en
valor o no depende ahora de los alcañizanos.
Sergio Rogríguez López-Ros
DIRECTOR DEL INSTITUTO
CERVANTES EN MILÁN
DOMINICAL DE LA OPINIÓN DE ZAMORA DEL DÍA 20 DE ENERO DE 2019
De Lamentar Neste Caso Com A Vizinha Espanha,Mas C/ Portugal Podia ser a mesma coisa ,imoveis de interesse Histórico deveriam ser preservados para nos ensinar o passado,e nunca destrui-los para aplicar as pedras ou outros instrumentos para habitação ou outros fins,,assim todos os povos devem tomar notas de que a factos passados apenas lamentar,mas de futuro não cair no mesmo erro sem ter em conta de que a história nos ensina o passado,preparando-nos para um futuro mais rico,e risinho. sou Joaquim Barroso,a viver em Amadora,Portugal.
ResponderEliminarMucho te agradecería me recomendases los pueblos que debo visitar en esa comarca, pues tengo la intención de hacer un viaje desviándome en Puebla hasta llegar a Ledesma, Salamanca. Mi correo es ocariz21@yahoo.es Gracias.
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